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Una justa reivindicación

No es fácil el tema del casco antiguo, pero hay que trabajar. La culpa no es de los gobernantes de ahora sino de aquellos que miraron hacia otro lado

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  • Una imagen de la plaza Belén. -

Contra nadie en general sino a favor de recuperar esa joya abandonada, como la calificó el espacio televisivo donde se mostró la realidad de la zona, que es el casco antiguo, que es el Jerez de intramuros. Esa es la verdad única de las reivindicaciones que la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo iba a realizar esta semana, pero que se aplazaron por problemas de vigilancia policial, como consecuencia de la caída de un muro en el sector de Ronda de Muleros. La manifestación se va a celebrar, aunque no tiene fechas, con  dos puntos muy concretos de exposición, como ellos mismos indicaban. Uno de ellos es el patrimonio histórico-artístico que, dicen y dicen bien,  “presenta un estado cuanto menos preocupante. El expolio de palacios, conventos y edificios de interés; la ocupación; el maltrato del nomenclátor histórico; el mal uso de edificios de enorme interés histórico... son sólo algunos ejemplos que hacen que la sociedad civil deba asumir y reclamar de una vez por todas la conservación y puesta en uso de ese ingente patrimonio”. Y de otra el patrimonio social ya que, afirman y afirman con la verdad de los números, que “ los habitantes de la zona intramuros solamente sobrepasa de manera tímida el 10% de la su capacidad residencial. Ello repercute negativamente en la conservación, limpieza, movilidad y seguridad de sus vecinos y de las personas que nos visitan. Parece increíble que, después de haberlo reclamado durante años y de que muchos dirigentes políticos hayan reconocido su urgencia,no se haya redactado un plan de repoblación realista y serio para el centro histórico. Es la solución global para un problema de enormes dimensiones y también global”. No hay que añadir puntos ni poner comas. Es la fehaciente verdad de lo que ocurre, desde los tiempos en que las casas de vecinos comenzaron a vaciarse, con el casco antiguo, sí, esa zona del Jerez de siempre que algunos dicen “es ahí abajo”. No es abajo, está echada abajo, pero es el Jerez eterno del que nos tenemos que sentir orgullosos, pero para eso hace falta trabajar de pleno y de lleno. No será fácil. Porque la culpa no es de los gobernantes de ahora, sino de aquellos que miraron hacia otro lado. 

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