Un equipo del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (Irnas), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha detectado en un estudio que tanto en los suelos como en algunas verduras y legumbres obtenidas en el huerto urbano localizado dentro del Parque de Miraflores, en el Distrito Norte de la ciudad de Sevilla, está presente una concentración de plomo por encima del Nivel Genérico de Referencia (NGR) indicado por la Junta de Andalucía y también por normativas europeas.
La investigación ha sido publicada en 'Biological Agriculture & Horticulture', ha explicado en un comunicado CSIC, a la vez que ha agregado que los cultivos analizados han sido los de lechuga y haba, ya que "son bastante comunes en huertos urbanos de la provincia".
El estudio, que abarcaba otros tres huertos de la provincia, se realizó durante ocho meses del año 2016, con algunas ampliaciones en los años 2017 y 2018 incluyendo otras especies.
En ese sentido, Rafael López, investigador del Irnas y autor principal del estudio, ha apuntado que si en el decreto autonómico se estima como valor genérico de referencia máximo de concentración de plomo en suelo urbano los 275 miligramos por cada kilo de suelo, en promedio, las muestras de suelo de los huertos urbanos del Parque de Miraflores alcanzaron la concentración de 292 miligramos por kilo.
Además, ha destacado que en una de las ocho parcelas analizadas la concentración de plomo llegó a los 400 miligramos por kilo y mayor aún en el subsuelo.
López ha añadido que además de la legislación andaluza, en la recomendación americana de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) ya se aconseja "seguir estrategias para proteger la salud, especialmente de los más pequeños, en las concentraciones entre 100 y 400 miligramos de plomo por kilo de suelo".
El análisis propiamente de las verduras y legumbres cultivadas en Miraflores también ha arrojado resultados por encima de los niveles establecidos, pero en esta ocasión por la normativa europea.
El investigador ha apuntado que en el caso específico de las habas, la legislación europea establece un límite máximo de 0,10 miligramos de plomo por cada kilo de peso fresco de la legumbre, y en los estudios hechos en los cultivos de Miraflores, las habas han mostrado una concentración promedio de 0,13 miligramos de plomo por kilo, contando en algunas muestras con valores de 0,51 miligramos por kilo.
En el caso de las lechugas, el promedio de concentraciones de plomo no ha superado el límite máximo de referencia aunque también se ha superado en alguna muestra.
No obstante, el investigador ha precisado que "la contaminación es significativa, pero no debe cundir el pánico". "La toxicidad en humanos por metales pesados requiere que se produzca un consumo continuado de productos contaminados durante un período de tiempo largo", ha explicado.
Además, ha señalado que donde se han hallado concentraciones más altas de plomo es en el suelo y no tanto en los alimentos que finalmente se consumen. "La explicación estaría en que la forma principal de llegada del plomo a las hortalizas es la deposición aérea más que la absorción a través de la raíz", ha subrayado.
En este tipo de proyectos de huertos ecológicos se suele utilizar estiércol y compost como abono, estrategia que ha limitado la absorción de plomo por las plantas, y que en opinión del investigador se debe continuar.
"Hay que tener en cuenta que se han analizado las vainas enteras, como se consumen guisadas en algunos lugares, y que en las semillas la concentración de plomo posiblemente será menor", ha matizado.
Igualmente, ha destacado que "los niveles encontrados de contaminación por plomo no suponen ningún peligro para los usuarios del parque y las precauciones se refieren a los agricultores y consumidores de las hortalizas".
ANTIGUOS ESCOMBROS Y PINTURAS
Además del huerto urbano del Parque de Miraflores, "probablemente uno de los más emblemáticos de España", también se abordaron otras tres experiencias de huertos en Almensilla, Osuna y Utrera.
Asimismo, además de las concentraciones de plomo, también se han medido las concentraciones de zinc y cobre y otros metales.
Los valores promedios de concentración de metales pesados tanto en suelos como en plantas se han mantenido por debajo de los límites de referencia, a excepción de Miraflores, donde se han hallado las concentraciones por encima antes referidas, sólo para el caso del plomo.
Una de las explicaciones que baraja el equipo de investigación es que "antiguamente el espacio que hoy ocupan los huertos sirvió como depósito de escombros, y muchos de esos restos podrían contener pintura blanca en cuya composición se usaban productos con plomo, hoy en día prohibidos".
"Esta circunstancia también explicaría por qué la distribución de la contaminación es heterogénea, mayor en algunas parcelas que en otras", ha agregado CSIC, a la par que López han manifestado que "sería necesario hacer un mapa de contaminación de todas las parcelas para conocer el grado en cada punto".
No obstante, los especialistas han aportado recomendaciones para los agricultores de estas parcelas y los consumidores de sus productos, como por ejemplo desechar las hojas exteriores en el caso de lechugas y acelgas, o pelar bien hortalizas como las zanahorias y remolachas, además de la consabida limpieza con abundante agua de todos los géneros antes de su consumo.
"En las parcelas que estuvieran más contaminadas podría cultivarse en parterres elevados y rellenos con suelo limpio. El uso de enmiendas alcalinas o la incorporación de una nueva capa de suelo no contaminado también podrían permitir que se siguiera manteniendo el cultivo. El uso de materiales de cubrición, especialmente en los períodos secos, limitaría el polvo y la deposición aérea", ha concluido López.