Ya sabe usted que en pocos días hay que elegir a las personas que formaran el pleno de concejales municipales de su ciudad. Usted lleva viviendo bastante tiempo en su municipio, sea grande o pequeño, como para tener una idea aproximada de cómo está funcionando su Ayuntamiento. También sabe, por experiencia, de los impuestos municipales que paga y ha llegado a la conclusión de si esos dineros que trabajosamente paga se usan bien o no. En definitiva, Usted, hace meses que ya tiene una idea de si merece la pena que el actual equipo de gobierno municipal siga o no.
No obstante, conforme van acercándose las fechas para pedirle el voto, todos los partidos políticos pretenden convencerlo de que los vote a ellos. En el fondo las campañas electorales sobran, porque el discurrir de los días va haciendo bueno, o no, a quienes tuvieron el respaldo mayoritario para gobernar el ayuntamiento.
No se conoce a nadie que no se queje, bien de la existencia del Impuesto sobre bienes inmuebles (IBI) o de su excesivo valor, que implica impuestos altos y, sobre todo, desconectados de las rentas que cada cual puede reunir anualmente, mediante el trabajo o la pensión que recibe. No se conoce a nadie que no se haya quejado de los malos olores que, cerca de su vivienda, generan los deficientes saneamientos públicos. Tampoco se conoce a nadie que no se queje de las deficiencias en el acerado, de los baches en las calzadas, de la deficiencia en la iluminación pública de las calles. Tampoco se conoce a nadie que no se haya quejado del cobro de impuestos municipales y de la negativa a prestar servicios públicos en las urbanizaciones privadas, que por cierto en las ciudades medianas y grandes abundan una barbaridad. Tampoco se conoce a nadie que no se haya quejado de los excesivos sueldos de concejales, alcaldes y algunos altos cargos municipales. Podría en este texto aumentar el capítulo de quejas…
Y sin embargo, un buen número de quienes se quejan de tal o cual asunto vuelven a votar a quienes gobiernan el ayuntamiento. ¿Qué significa esta incoherencia? Puede significar que igual se quejan, pero no les va tan mal, algún amigo o familiar se beneficia de esa situación y por tanto no debe cambiar. Puede significar que no ve alrededor a ningún partido que pueda hacerlo menos mal y por tanto resignado a lo que hay, va y repite. También puede significar que sea tan influenciable que una buena imagen de alguna persona candidata, un buen slogan, un consejo de un amigo, o lo que votará tal o cual familiar, sea determinante para decidir coger la papeleta tal o cual.
Sea como sea, a estas personas se les puede pedir que !Por favor!, no se quejen nunca hasta las siguientes elecciones. Con ello mejorarán el clima ciudadano y sólo se oirán las quejas de quienes intentaron cambiar el gobierno y no pudieron.
Fdo Rafael Fenoy