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Absit Invidia

El enfado de Mohamed VI

El control de la inmigración es una herramienta que el Gobierno de Marruecos utiliza para presionar a España.

Publicado: 14/06/2019 ·
11:33
· Actualizado: 14/06/2019 · 11:33
Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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Que Marruecos utiliza el control de la inmigración como forma para presionar a España en temas estratégicos como las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, y el problema del Sáhara era algo palpable y evidente para todos aquellos que han seguido las relaciones bilaterales con el país vecino en las últimas décadas. Ahora bien, lo que no sabíamos era que un enfado del rey Mohamed VI podía provocar la llegada de 1.400 inmigrantes en dos días. Así se recoge en el libro El Agente Oscuro, cuyo autor es un antiguo colaborador del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) con prólogo del periodista Ignacio Cembrero. La Guardia Civil interceptó el 7 de agosto de 2014 en aguas de Ceuta la lancha de recreo en la que navegaba rumbo a Tánger el rey Mohamed VI. El cabreo real fue de tal proporción que decidió sancionar a España paralizando la colaboración durante seis meses. El resultado fue que unos 1.400 inmigrantes irregulares llegaron entre el 11 y el 12 de agosto a las costas andaluzas, y en esos días, en Melilla, las autoridades marroquíes no aceptaron devoluciones en caliente. Este hecho, más allá de un capricho real, que por cierto supuso el cese del entonces jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Ceuta, teniente coronel Andrés López García, es una demostración más de que Rabat puede controlar eficazmente sus costas cuando quiere. De hecho, cuando Marruecos no fue el primer destino del entonces nuevo presidente del Gobierno español Pedro Sánchez allá por el mes de junio del año pasado también se produjo un repunte de la llegada de embarcaciones de inmigrantes irregulares a las costas andaluzas, e incluso saltos en la valla de Ceuta desde zonas que, en teoría, eran controladas por la Gendarmería marroquí, según el reparto de vigilancia entre autoridades policiales españolas y del país magrebí. Hay un dicho canario que cuenta: “entre mi amigo y mi hermano, mi vecino es el más cercano”. Éste es el principio que rige las relaciones con Rabat, tanto en el Gobierno de España como en el de Andalucía. De hecho, el presidente Juan Manuel Moreno visita Marruecos la próxima semana. Esperemos que no haya enfados.

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