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Toda Europa pendiente del referéndum irlandés

La Unión Europea se acostó anoche pendiente del resultado del referéndum irlandés sobre la ratificación del Tratado de Lisboa y con la esperanza de que el electorado de la isla acepte por fin el texto comunitario como predicen las encuestas.

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  • Vista de un centro electoral de Dublín durante la jornada de votación de ayer. -
La Unión Europea se acostó anoche pendiente del resultado del referéndum irlandés sobre la ratificación del Tratado de Lisboa y con la esperanza de que el electorado de la isla acepte por fin el texto comunitario como predicen las encuestas.

Otro “no” de Irlanda, como el registrado en la consulta de junio de 2008, volvería a paralizar el proceso de reforma de las instituciones de una Unión ampliada diseñado en el documento, fruto de años de complicadas negociaciones entre los Estados miembros.


También suministraría munición a los otros dos países que aún se resisten a aceptar el Tratado, Polonia y la República Checa, que sostienen que es papel mojado desde el rechazo irlandés del pasado año.

A ese argumento se han aferrado durante la campaña los detractores irlandeses de la ratificación, al argüir que la decisión soberana y mayoritaria salida del anterior plebiscito no ha sido respetada ni por Bruselas ni por sus propios gobernantes.

Tampoco creen que las garantías dadas por la UE al Gobierno de Dublín en forma de “protocolos”, con la misma validez jurídica que el Tratado, eliminen la posibilidad de que Irlanda pierda su independencia fiscal, su neutralidad o su soberanía sobre asuntos sociales como la ley del aborto.

Para España, otro revés en la isla, donde poco más de tres millones de votantes tienen derecho a decidir sobre un asunto que afecta a casi 500 millones de europeos, significaría un cambio de planes de cara al comienzo, el próximo 1 de enero, de su turno al frente de la presidencia de la UE.

A media tarde de ayer, el índice de asistencia a las urnas más alto del país se registraba en las circunscripciones de Dublín, donde se aproximaba al veinticinco por ciento de participación.

Por contra, el oeste y partes del interior del país experimentaban niveles más bajos que en la anterior consulta debido, seguramente, a las malas condiciones climatológicas.

La abstención, según los expertos, es el principal enemigo de los partidarios del texto comunitario, que en las encuestas han superado con holgura a los detractores durante toda la campaña.

Tradicionalmente, los grupos contrarios a la ratificación, una heterogénea coalición de izquierdistas, neoliberales, pacifistas o ultra-católicos, aprovechan la intensa militancia de sus bases para movilizarlas con más facilidad que los partidarios del Tratado.

Los centros electorales, que abrieron a las 06.00 GMT del viernes, no cerrarán sus puertas hasta las 21.00 horas GMT para tratar así de obtener el voto de los más rezagados o de los trabajadores que regresan a sus domicilios.

Contando con el llamado “efecto de la hora del té”, que coincide con el fin de la jornada laboral, el primer ministro irlandés, Brian Cowen, se mostró optimista respecto a una victoria del “sí” al tiempo que instaba al electorado a acercarse a los colegios para depositar su voto.

En su circunscripción de Offaly, en el centro de Irlanda, Cowen insistió en la importancia de ejercer el derecho al voto para pronunciarse sobre un texto clave para la reforma de una Unión Europea (UE) ampliada.

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