El confidencial hace algún tiempo publicaba un artículo cuyo título es sugerente: “España y otras ocho monarquías, entre los 19 países más democráticos del mundo”. Título sugerente y contradictorio ya que ¡vaya Vd. a saber! quien califica lo de “más democráticos del mundo”, y nada dice las decenas de monarquías autoritarias que figuran en el listado. La revista británica The Economist es la que publica anualmente este informe “Democracy Index”, el último de 2018, donde ordena en un ranking a la mayoría de los estados, adjudicando puntuaciones entre 1 y 10 que son las medias de otras puntuaciones sobre la “salud” democrática en términos de; participación política, funcionamiento del Gobierno, libertades civiles, procesos electorales y pluralismo…
En el último informe de 2018 aparecen países que constitucionalmente son monarquías. Los 5 primeros países con mayor puntuación son Noruega con 9,87, Islandia con un 9,58, Suecia con un 9,39, Nueva Zelanda con un 9,26 y Dinamarca con un 9,22. Solo Islandia no es una monarquía. España aparece con un 8,08 en el lugar 19. Aunque comparando el listado con las 20 grandes economías mundiales el G20, España ocupa el quinto puesto sólo detrás de Australia, Reino Unido, Alemania y Canadá. A principios de este año y en base en mencionado informe “elperiodico”, titulaba: “Así, solo hay 20 democracias plenas en el mundo y España es una de ellas”, para seguidamente comentar que la “calidad democrática nacional supera a la de otros países comunitarios como Francia, Bélgica, Italia o Portugal.”
Para quienes defienden el sistema monárquico podría parecerles una buena noticia, sin embargo, el hecho de que entre los países más autoritarios las monarquías son la forma de gobierno preferente, es todo un indicador de la nula relación entre la monarquía y democracia. Porque la monarquía en esencia, nunca es democrática, no puede serlo, ya que es imposible establecer privilegios de familia en una sociedad de personas iguales. Los monarcas y sus familias no son iguales que el resto de la ciudadanía, de hecho no son ciudadanos, no pueden votar por ejemplo, y gozan de privilegios, lo que radicalmente antidemocrático. Si a esto le unimos que histórica y actualmente, sobre todo, en determinadas culturas, la relación entre el poder divino y la monarquía es estrechísima se explica que entre los países más autoritarios, menos democráticos, se encuentren con puntuaciones inferiores a 3, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Omán monarquías del Golfo Pérsico.