Estamos conociendo constantemente aspectos del día a día de las administraciones públicas, del sistema de salud, de las pensiones, de los déficits, (que dicen que hay) de las personas en desempleo, de… Pero cuanta oscuridad sigue pesando sobre las dietas y pagos en especie que se pagan con dineros públicos.
En muchas administraciones e instituciones públicas se dan comidas al personal que trabaja en ellas, o aparece por allí como “invitado”. Los menús que en esos restaurantes, o self services, o cantinas tienen precios bajos, bastante más económicos que en los bares y restaurantes de la zona. Nada se sabe de cuál es el precio real de los menús que se sirven y los sistemas, de lo más variopintos, que se utilizan para cobrar a los comensales. Desde tarjetas electrónicas, tipo monederos, como las que utiliza el metro o los autobuses, hasta billetes y monedas de uso corriente. Unas veces cobra un funcionario, militar o civil, otras el personal de las empresas concesionarias de los servicios de comedor. En ocasiones, quienes van a comer son personal de las administraciones que pueden estar cobrando dietas, no sólo para alimentarse sino también para “pernoctar” en instalaciones oficiales (gratis), lo cual supone recibir doble prestación: dineraria y es especie. Pero de esto nada se dice y nada se comenta.
Por otro lado están los comedores escolares que son de gestión directa de los centros, con cocinas y personal propio en los que la calidad de la comida está contrastada, en los que se publica el precio del menú y donde se ingresan los pagos de los comensales en cuentas bancarias oficiales, controlando el número de personas que comen y de ellas el alumnado que cuenta con ayudas económicas para facilitar el pago del mismo. Control del Consejo Escolar, control de la Inspección educativa, Control de las Delegaciones Provinciales…
Cientos de miles de personas comen en comedores escolares a diario y el control es una constante. ¿Podría decirse lo mismo, por ejemplo de los comedores de la Moncloa, de los cuarteles, de las miles de instituciones públicas…? Dineros públicos que deben mirarse y remirarse con lupa. Por ello cuando se cobra con dineros que no pasan por cuentas bancarias oficiales, cuando se cobran menús con precios exiguos, cuando no se sabe a cuantas personas se tiene que dar de comer previamente y se debe tirar comida…, es que no hay control y ya se sabe que la falta de control provoca turbulencias y en aguas revueltas “ganancias de pescadores”. No se explica que Dulcinea mande comida por valor de varios miles de euros a los cuarteles y siga sin pagar los dos meses de salarios que adeuda a las trabajadoras.
Urge, con esto del conflicto de Dulcinea SL que lleva comedores militares, Cies de Ceuta e incluso el comedor de la Moncloa, se aclaren los sistemas de control de los comedores tanto en el ejército como en todas las administraciones públicas. Más urge aún que Dulcinea pague a las trabajadoras sus atrasos en el Campo de Gibraltar, en Ceuta, en Madrid… porque ¿será posible que Dulcinea tenga del Ministerio de Defensa un trato de “por favor”?
Fdo Rafael Fenoy