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Benalmádena

Cristóbal Márquez, recibido por su éxito en la travesía del Estrecho

“Todo el pueblo de Benalmádena se siente muy orgulloso por el éxito de su travesía a nado del Estrecho: es un ejemplo de superación”, ha valorado el alcalde

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Recibimiento a Cristóbal Márquez.

Recibimiento a Cristóbal Márquez.

El alcalde de Benalmádena, Víctor Navas; y el concejal de Seguridad, Javier Marín, han recibido esta mañana a Cristóbal Márquez tras finalizar con éxito una gesta que este bombero de Benalmádena se había marcado como objetivo: cruzar a nado, y sin neopreno, el Estrecho de Gibraltar.

“Si cruzar el Estrecho ya es una hazaña, realizarlo sin neopreno la convierte aún en más extraordinaria por las bajas temperaturas de las aguas en algunas zonas”, ha destacado el alcalde. “Es una gesta que requiere contar con una mente equilibrada para aquellos momentos en los que las fuerzas flaquean”, ha añadido.

“Todo el pueblo de Benalmádena se siente muy orgulloso por el éxito de su travesía a nado del Estrecho: Cristóbal Márquez es un ejemplo de superación”, ha valorado el alcalde.


Cristóbal Márquez ha agradecido el apoyo del Ayuntamiento y sus patrocinadores. “Pienso que la gente debe proponerse lograr sus sueños, y para mis cruzar el estrecho a nado sin neopreno era un logro a batir”, ha declarado Márquez, que realizó la travesía en el tiempo récord de cuatro horas y diez minutos.

“El arranque fue duro, ya que la primera corriente del Estrecho, en la que nadan los atunes rojos, lleva aguas muy frías”, ha recordado Márquez, que ha elogiado la excelente organización logística que acompaña a los que se animan a nadar la distancia del Estrecho, con avituallamientos cada hora.

“Durante la segunda hora viví momentos de agobio, al constatar que había gente que no logró pasar de esta distancia, y en la tercera hora me animé al comprobar que el yate que nos iba marcando la ruta colgaba la bandera de Marruecos, lo que suponía haber recorrido la mitad de la distancia”, ha relatado.

Tras la dificultad añadida de sufrir un calambre, que provocó que sólo pudiese utilizar el impulso de la pierna derecha, comenzó a animarse cuando empezó a vislumbrar el fondo, “y cuando quise darme cuenta ya había llegado a las rocas que marcaban el final del trayecto y la llegada a Marruecos”.

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