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En Reyes ¿Juegos de Azar?

Incluso, juegos tan inocentes como la OCA, propician que el azar (los dados al aire) marque el destino de los jugadores.

Publicado: 11/12/2019 ·
20:48
· Actualizado: 11/12/2019 · 20:48
Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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    Los juegos de mesa han tenido muy buena acogida en las listas de los Reyes Magos, o los listados para Papa Noel. Algunos de ellos se han considerado tradicionalmente herramientas educativas. Cuando se trata de contar, de distinguir colores, de aprender reglas del juego, de emitir juicios sobre el cumplimiento de las mismas, y sobre todo, cuando se juegan en equipo, estrategias de cooperación para ganar el juego colectivamente.

¿Juegos infantiles? No conviene dejarse llevar por las apariencias ya que mientras se juega se reciben mensajes muy potentes que en etapas infantiles van conformando la personalidad y organizando la visión del mundo, del lugar que se ocupa en él y para qué sirven los demás, los próximos. ¿Para ganarles?  Incluso, juegos tan inocentes como la OCA, propician que el azar (los dados al aire) marque el destino de los jugadores. En distintas versiones, la calavera, evocadora de la muerte con vuelta a empezar, una especie de reencarnación, o la cárcel, que tiene tasada la condena en no realizar las dos tiradas posteriores, los atajos, como el puente, o “de oca a oca porque me toca”, o peor aún el pozo donde te quedas hasta que el azar hace que otro jugador caiga en el… Todo un espíritu competitivo donde cada cual quiere ganar e irremediablemente los demás perder. ¡Es un juego!, sí, pero…un juego que enseña ¿qué?

Hay otros juegos de mesa mucho menos “inocentes” que explicitan contundentemente, el mensaje de “to pa mi” y “na pa ti”. El Monopoly es un paradigma de juego “capitalista” sin paliativos. La mecánica es ladinamente perversa. Los jugadores tiran cada cual su dado y el que saque el número más alto asume, ¡naturalmente!, el oficio de banquero. Ya está el banco de por medio, es decir la igualdad entre los jugadores se acaba de romper, porque hay uno que distribuye el dinero (salarios, beneficios, premios, etc.) y cede los títulos de propiedad de construcciones y servicios públicos, además de dirigir las subastas sobre propiedades. Desde la inocencia de jugar por diversión se inocula la necesidad del banco. Y si además juega, hay que cuidar de que no mezcle su capital propio con el de la banca. (¡Es esto posible!). De esta forma a fuerza de comprar propiedades, o servicios públicos, para después venderlos más caros, cobrar impuestos a quienes pasan por las calles etc., se inocula el virus de la codicia.  Sobre todo porque se juega en familia, entre amigos y si ahí se pude despertar ese sentimiento insano ¿Qué daño ético se está recibiendo? 

En estas fiestas: Juegos cooperativos para despertar la enorme potencia de colaborar, sin competir. Más allá la más nefasta cara de otros juegos, apuestas, incluso estatales, casinos, máquinas y “ludopatías”

Fdo Rafael Fenoy Rico

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