Ya llegaron, hace pocos días se entrevistaron con Herodes, el rey de Judea, para preguntarle por el “rey” de los judíos, que según sus cálculos astronómicos debía de haber nacido ya. No sabían el lugar exacto, porque, según el relato del evangelio de Mateos, seguían a la estrella que se movía, un cometa aparecido recientemente en los cielos.
De los 4 evangelios oficiales en la iglesia católica, sólo el de Mateo recoge el acontecimiento. Ninguno de los otros tres cita a los magos, ni el pueblo de Belén. Tampoco se hace referencia a un establo, ni a un buey, ni a un asno, que por cierto el Papa Benedicto XVI, anteriormente cardenal Joseph Ratzinger, quitó de un plumazo de un pretendido “portal”, que según el evangelio de Mateos era una casa, donde tampoco estaba José, el Sanctus Josefus Pater Putativo Christi, es decir P.P.: “Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra.”
Resulta más que sorprendente como, de este sucinto relato de Mateo, se ha llegado a la tradicional fiesta de Reyes Magos. Que si son tres, que se llaman de esta forma, que van coronados, que son dos blancos y un negro,… y que traen miles de juguetes para todas las personas, especialmente niños y niñas…
¿Cómo se llega a construir este relato? Fácil; La TRADICION. Que va mucho más lejos aún indicando incluso el lugar donde están los restos de estos tres personajes de leyenda. Un relicario (arcón que guarda reliquias) en la catedral de Colonia (Alemania).
Y es que las Tradiciones son poderosas. Sin ir más lejos los independentistas catalanes han forjado el reino de Cataluña, cuando nunca existió tal quimérica entelequia, y hasta en una serie de Netflix, dedicada a los templarios, aparece un príncipe catalán como pretendiente de la mano de la princesa de Francia, para unir ambos reinos. La repetición de relatos imaginarios acaba conformando tradiciones. Si Esquerra Republicana hubiera caído en la cuenta los Magos de Oriente, serían republicanos y catalanes. El detalle es importante: Cataluña está al oriente de Aragón, de Castilla y León, de la Rioja, del País Vasco, de Navarra, de Asturias, de Cantabria y Galicia. Y cuando abrieron sus cofres fue para ofrecer, a la venta, los presentes en ellos contenidos.
¿Exageración? ¡Sin duda!, pero al fin y al cabo, ¿Quién puede creerse que los huesos de los tres magos de ¡oriente! acabaran juntos ellos, los tres, en la catedral de Colonia? ¡Imaginación! ¡Que hay que echarle imaginación! En Cataluña hay imaginación para dar y regalar. -¡No por lo que más quiera!, en cualquier caso la imaginación se puede cambiar o negociar, e incluso investirla de algo. ¿Pero darla? ¡Ni pensarlo!
Rafael Fenoy Rico