La ansiedad ante la pandemia que azota al mundo es mayor entre las personas que tienen menos ingresos, no solo por el riesgo de contagio, también por el impacto que la crisis puede tener en la economía familiar.
La conclusión se pone de manifiesto en un estudio sobre la percepción del riesgo y el impacto emocional y económico que la crisis por el coronavirus está causando en España, realizado por investigadores y académicos de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.
La ansiedad parece "más exacerbada" en las personas con menos ingresos y también entre las mujeres, ha precisado Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología en esta Facultad, quien ha explicado que el estudio analiza la ansiedad "como experiencia", como con una patología o un trastorno mental.
En declaraciones a EFE, Carmelo Vázquez ha expresado su sorpresa por el buen nivel de información de los encuestados y por el alto grado de adherencia a los hábitos preventivos, aunque ha apuntado que se observa un mayor seguimiento de esas normas por parte de las mujeres.
Este grupo de investigación está especializado en el estudio de los procesos que generan trastornos psicológicos, y antes había elaborado informes sobre los efectos psicológicos que tuvieron los atentados terroristas de Nueva York, los atentados de Madrid y sobre el impacto emocional de varias catástrofes naturales como terremotos o tsunamis.
La muestra sobre la que se sustenta este nuevo estudio fue realizada entre los días 8 y 10 de abril, 26 días después del primer estado de alarma y coincidiendo con el pico más alto de la mortalidad en España, y se hizo en paralelo con las universidades de Sheffield (Reino Unido) y Maynooth (Irlanda).
Los españoles, a la vista de ese análisis, están muy bien informados e identifican muy claramente los síntomas de la enfermedad (fiebre, dificultades respiratorias, tos, cansancio, dolores musculares o pérdida del gusto y el olfato), y cómo se contagia.
Muestran además una buena predisposición en general ante una nueva vacuna, y expresan esa disposición a suministrarla, si finalmente se consigue desarrollar, a sus parientes más mayores, a sus hijos o a los hijos de sus parientes y a ellos mismos.
El estudio realizado por este equipo de investigadores y académicos revela que la mitad de los españoles perciben un elevado riesgo de contraer la enfermedad en el próximo mes (el 46,8 por ciento), en los próximos tres meses (el 39,1), o en los próximos seis (el 35,2 por ciento), lo que muestra -señalan- la amenaza generalizada de esta pandemia.
Demuestra también la correcta identificación que los encuestados hacen de las complicaciones en los grupos de riesgo (mayores y personas con enfermedades cardíacas, pulmonares o diabetes), aunque los españoles asocian también un riesgo entre las mujeres embarazadas que en realidad no es objetivo.
Las normas de prevención están "interiorizadas y utilizadas", incluso las nuevas formas de estornudar con un procedimiento diferente al de llevarse la mano a la boca, y los encuestados han incrementado el uso de desinfectantes, aunque las mujeres extreman más los hábitos de higiene que los hombres.
Cuando se realizó la muestra, la recomendación de utilizar de forma generalizada las mascarillas en centros de trabajo y lugares públicos no estaba vigente, pero más de la mitad de la población creía en su eficacia para evitar contagios.
La información que tienen los ciudadanos proviene sobre todo de internet y de la televisión y en menor medida de la radio y los periódicos, pero en todos los casos el grado de confianza en los medios de comunicación tradicionales es mayor que el que tienen en las redes sociales.
Pero como fuentes de esa información los españoles se inclinan por los profesionales sanitarios y perciben que los mensajes de éstos en los medios de comunicación son escasos.
Casi la mitad de los ciudadanos confiesan sentir una "alta ansiedad" (casi el 50 por ciento); mientras que el 30 sitúan esa emoción en un nivel "medio" y en torno al 20 por ciento en niveles "bajos", y aunque es generalizada y uniforme, los investigadores han detectado que es mayor entre las personas con menos ingresos.
Los investigadores volverán a contactar con los mismos participantes en los próximos meses para analizar cómo cambian sus respuestas psicológicas a medida que la pandemia progresa y las medidas de confinamiento y distancia social cambian.
Carmelo Vázquez ha explicado a EFE que no han estudiado todavía si los niveles de ansiedad y otras variables clínicas (depresión o reacciones postraumáticas) son equiparables a los de otras crisis y se pueden establecer comparaciones con situaciones anteriores, pero ha apuntado que la naturaleza de ésta es "muy diferente".