En este día mundial contra la violencia de género se publicarán, se difundirán, se leerán multitud de manifiestos en favor de la vida digna y segura de las Mujeres.
-También de los hombres, dirán algunas personas.
Y efectivamente no es posible defender a las Mujeres, sólo a las mujeres, y no a los hombres. Aunque hay que distinguir lo que la trágica realidad muestra. Porque es posible medir, cuantificar, en algún aspecto, la violencia que las personas ejercen unas sobre otras. Y no es en nada comparable la violencia que ejercen las mujeres contra los hombres, que sin duda se da, de la violencia machista, porque es la que ejercen hombres contra mujeres. Los datos son abrumadores y entre ellos no cabe esconder la segunda porque también, y en mucha menor medida se produce la primera. No es posible tapar tanta violencia machista con el eufemismo de “Violencia doméstica”, simplemente porque la violencia machista supera con creces el ámbito doméstico.
Por otro lado el que exista, se defina, y se denuncie la violencia de hombres contra las mujeres, como machista es hacer luz sobre una ideología, ancestral en nuestra cultura, que desde los más oscuros tiempos ha subordinado la mujer al hombre. Donde las mujeres siempre han estado “tuteladas” primero por el padre y después por el marido, el esposo, formando una estructura patriarcal imposible de borrar de la historia de la humanidad.
Violencia Machista. Así de claro y así de triste y trágico, porque mujeres parieron a los machistas asesinos de mujeres, de hijos e hijas menores, para atormentar a sus madres. Tal grado de vileza no puede ser comprendida, ni por supuesto justificada. Ya que quienes pretenden tapar esa brutal realidad de más de mil mujeres asesinadas, solo en la última década en España, se asemejan a cómplices de tanta barbarie.
Y si algún hombre es agredido, incluso asesinado por una mujer, igualmente esa violencia debe ser rechazada. Porque la violencia siempre hay que denigrarla venga de donde venga. La violencia nunca soluciona nada, lo complica aún más. La búsqueda de la felicidad que proporciona una vida en paz, se conquista pacíficamente. Gandhi decía: No hay camino para la paz, la paz es el camino.
El 25 de noviembre no sólo propicia la denuncia, sino que debe permitir analizar las causas de esa Violencia machista contra las mujeres. Más allá de la “ideología”, más allá de “los aspectos culturales”, también hay que considerar que esos elementos “ideales” son catalizados por las condiciones materiales donde se desarrollan las relaciones interpersonales. Quienes se dedican a ello tienen dificultades para identificar variables que sin duda intervienen en la conducta violenta de hombres que llegan al asesinato de mujeres, Esas variables condicionan, no justifican en ningún caso la violencia,y conocerlas permite actuar sobre ellas para prevenirlas e incluso erradicarlas. Las condiciones materiales donde se vive, cómo se vive, como se trabaja, o por qué no se trabaja… las penurias económicas, la falta de autonomía económica, en muchas ocasiones, de las mujeres víctimas, les impide poner pie en pared ante los primeros síntomas de comportamientos machistas. El tener que soportar en condiciones vitales los malhumores, las frustraciones de vidas difíciles por la confluencia de problemas materiales y personales, alimentan una espiral de violencia que no existiría si se actuara sobre ellas mejorando los entornos donde las relaciones interpersonales se produce. Este 25 N debe contemplar el contexto de explotación capitalista donde la Violencia Machista se produce y actuar modificándolo y de esta forma ayudar a cambiar las perspectivas de dominación que el patriarcado sigue utilizando tanto en hombres como mujeres. Porque siguiendo el materialismo histórico “la superestructura ideológica está condicionada por la infraestructura material” O en Román Paladín: “dime como vives y te diré como piensas”
Fdo Rafael Fenoy