Cuando, de buenas a primeras, todo cuanto considerábamos sólido en la vieja normalidad se resquebraja y las certezas de antaño se tambalean, acá, en cambio, algo, consustancial a nuestra propia naturaleza, permanece invariable: la invisibilidad. Noviembre, el mes en que se gestan las cuentas del año que viene en las dos grandes administraciones públicas, se consume en lo que respecta a Jaén sin noticias de Dios. En tiempos pandémicos de crisis planetaria nadie espera milagros. Un ejemplo ilustrativo de lo que digo, insisto, es la Inversión Territorial Integrada de Jaén. Para cubrir el expediente de la ITI, programa cofinanciado con fondos europeos, que llegó a la provincia tarde, con exceso de fanfarria y prisa, el Gobierno de la Junta se limitó a consignar partidas similares a las que destina a otras provincias sin ITI, mientras el Ejecutivo de la Nación prefirió, en un ejercicio de descarnado pragmatismo –los reyes magos son los padres-, no contemplar cantidad alguna cuya compleja tramitación no permita su ejecución durante 2021. Ni los parlamentarios comprovincianos del PP y Cs en Las Cinco Llagas ni los del PSOE en el Congreso presentarán enmiendas parciales a las cuentas elaboradas por sus jefes. Lo contrario, seamos sinceros, resultaría extraño o estaría previamente pactado, y hacerlo estando en la oposición, además de estéril, no tiene mérito. La propaganda oficial, en ambos casos –y blablablá- proclama que se trata de unos presupuestos ambiciosos para combatir la pandemia, proteger a los más débiles y reactivar la economía, pero por estos pagos, a efectos prácticos, como si oyéramos llover. A la postre, su aprobación, en el devenir de diciembre, consolidará tanto el poder de Pedro Sánchez y Juanma Moreno, al confirmarse que van a agotar sin mayor dificultad sus respectivas legislaturas, que, a renglón seguido, podrán afrontar, con sobrada autoridad, la renovación de las estructuras internas de sus organizaciones políticas.
Ministerio de Fomento. Jueves pasado. A-32. José Luis Ábalos asegura a Juan Francisco Serrano, uno de sus tres diputados por Jaén, que los tramos en obras podrían estar terminados a finales de 2021, ejercicio en el que se licitaría por fin el acceso a Baeza. La comunicación del socialismo jiennense con el sanchismo es ya claramente bipolar. Bien es cierto que la extraordinaria proyección en el grupo parlamentario de Felipe Sicilia y Laura Berja, uña y carne, está avalada por Adriana Lastra, palabras mayores, vicesecretaria general y portavoz en la cámara baja, pero Juanfran, hoy, se erige en voz autorizada por la dirección del Psoe de Jaén en Madrid. Del hermanamiento de Bedmar con Azagra, siendo alcalde Serrano, a propósito de la campaña del espárrago en que participan cada año centenares de bedmareños, nace su grata relación con dirigentes del Psoe de Navarra, como la europarlamentaria Adriana Maldonado, su actual pareja, o Santos Cerdán, secretario federal de Coordinación Territorial, presidente de la Fundación ‘Pablo Iglesias’ y uno de los personajes más influyentes en el círculo de estrechos colaboradores de Pedro Sánchez. Oséase, pares y nones en la interlocución con las alturas del aparato. La postulación de Sicilia al liderazgo regional, sin contar con el plácet de Paco Reyes, es “una patada sin balón” a la imagen de unidad que intentaba celosamente preservar la agrupación provincial. El postsusanismo, pues, ¿con Felipe Sicilia y sin Jaén, o a través de la suma de Sevilla y Jaén, encarnada en el tándem Juan Espadas/Ángeles Férriz? La censura de la mayor parte de la ejecutiva de Linares al hasta entonces secretario local, Dani Campos, casado con Laura, íntimo amigo de Felipe, se interpreta como represalia y así se traslada a Madrid, sin embargo ‘Ferraz 70’ confirma una gestora controlada por ‘Hurtado 6’. La exigua afiliación del Psoe linarense, 194 militantes, crece durante las dos últimas semanas, evidenciando que Campos dará finalmente la batalla a su rival interno, Javier Perales…
En ocasiones, tengo la impresión de que somos invisibles -imperceptibles, irreconocibles, inidentificables-, que pasamos desapercibidos, que ni somos ni parecemos, que ni sentimos ni padecemos, que nadie repara en nosotros por mucho que nos movamos o nos estemos quietos, que da igual lo que hagamos o dejemos de hacer porque, en verdad, somos un lunar en medio de la oscuridad. Me asalta la duda acerca de si seremos capaces de hacernos notar, alguna vez, allá donde se juegan los cuartos, se arriendan las ganancias, se parte y reparte. Llevamos tanto tiempo esperando a Godot, al tren que no pasa, a la inversión que se retrasa, que incluso me cuesta creer que nos percatemos el día que nuestra suerte cambie, por arte de birlibirloque, y estemos a punto de ser tangibles como otro cualquiera.