Este Domingo de Ramos finaliza la primera fase de la liga en el subgrupo. El Cabecense-Xerez DFC y el Xerez CD-Ceuta ponen el punto final a la primera fase, aunque en realidad sea un punto y seguido en la competición. Termina este tramo de la liga y comienza la Semana Santa. Jerez celebrará la Pasión como buenamente puede, por motivo de la pandemia, en una de las semanas más importantes del año.
Pasión podría ser la palabra que muchas personas utilizarían para describir lo que sienten por el fútbol. Y, en este caso, ambas pasiones pueden ir de la mano, fútbol y Semana Santa coincidirán este Domingo de Ramos.
Estos dos mundos, a primera vista muy separados, se han visto relacionados en más de una ocasión. Cada Miércoles Santo, el paso del Soberano Poder por el entorno del Estadio Municipal de Chapín se convertía en un fijo de la jornada. Muchos recordarán la ‘levantá’ del ascenso en la Semana Santa del año 2009, realizada por Esteban Vigo, precisamente el mismo que ahora comanda el banquillo xerecista. Tampoco es un secreto la devoción hacia Jesús del Prendimiento de Néstor ‘el Pipo’ Gorosito, que cada cierto tiempo lo recuerda en sus redes sociales.
El nexo de unión entre fútbol y Semana Santa se personifica en varios de los integrantes de las plantillas del Xerez CD y del Xerez DFC. Uno de los ejemplos es Ignacio Goma. El joven centrocampista jerezano es hermano de la Coronación de Espinas y del Santo Crucifijo de la Salud, de San Miguel.
Goma explica que es “de la Coronación por mi familia. Mi abuela vivía en la calle Gaspar Fernández. Cuando nací me hicieron hermano y salí con pocos meses por primera vez. Del Santo Crucifijo soy desde que vi la Madrugá por primera vez. De pequeño no me llevaban y la primera vez que salí fue con 10 años. Lo primero que vi esa noche fue al Santo Crucifijo bajando por la calle San Miguel. Me causó tanta emoción que me hice hermano y tenía que salir sí o sí. Es una gran devoción”.
Este año va a ser “complicado”, explica el azulino. “Es una semana que los cofrades nos gusta disfrutar, la semana que más me gusta del año. Vamos a tener a las imágenes en las iglesias pero se echa en falta. Iré a verlas. De hecho, fui a la veneración de mi hermandad de San Miguel el pasado domingo por la mañana antes del partido con Los Barrios”.
También comenta que “desde que estoy en Tercera no he podido salir de nazareno con la Coronación porque me ha coincidido con desplazamientos largos. No me daba tiempo. Lo echo de menos. Me quito la espinita con el Crucifijo pero echo de menos mi hermandad de toda la vida. Esperemos que pronto se pueda solucionar”.
Otro caso es el de Rafael González ‘Chuma’, delantero del Xerez CD. El sevillano es hermano de la Esperanza de Carmona, cofradía que sale el Domingo de Ramos. El ariete cuenta que “salgo de nazareno desde pequeño, también he sido monaguillo en mi hermandad. Cuando empecé en el futbol dejé de salir y no podía asistir. Si hubiera podido, habría salido de costalero. La Semana Santa me gusta mucho”.
Además, siempre ha estado muy implicado en la corporación carmonense, donde “salía en la Cruz de mayo de costalero. También ayudaba con el montaje del paso del Cristo y de la Virgen”.
“Se echa mucho de menos. Se acercan estas fechas y es un poco triste. Se irá a visitar las hermandades que se puedan. Al menos es mejor que el año pasado, que estaba en Valencia y, como no había cofradías en la calle, me ponía vídeos en casa. Pero se hace duro estar así dos años seguidos”.
Y entre los futbolistas también hay lugar para los costaleros. Es el caso de César, portero del Xerez DFC, que forma parte de la cuadrilla del Señor de la Clemencia, del barrio de San Benito. “Sigo siéndolo, aunque llevemos dos años sin salir”, comenta.
Es hermano de la corporación del Polígono y, a nivel personal, cada Martes Santo “es un día especial. El lunes te acuestas con los nervios. Te levantas deseando ver el sol por la ventana y que deslumbre. Siempre es un momento de nervios. Lo tienes todo preparado para ir a la hermandad”.
Echa mucho de menos los ratos con la cuadrilla, que “siempre quedamos antes de los ensayos y pasamos ratos muy buenos. Nos conocemos de muchos años. La gente es de la Hermandad y del barrio y todo el mundo se conoce”. Aunque el recuerdo que mejor guarda es “la primera vez que pude ser costalero con mi primo Damián (actualmente hermano mayor). Tenía la ilusión de compartir cuadrilla con él”.