No. El curso 2020/2021 que acaba de despedirse para los alumnos no será uno cualquiera como tampoco lo fue el anterior, el mismo que los escolares tuvieron que terminar en casa tras la suspensión de las clases en marzo por la pandemia. Los dos son especiales, pero este que se va era la prueba de fuego, la vuelta a las clases con un férreo protocolo anticovid que les ha obligado a llevar mascarillas toda la jornada lectiva, (que posiblemente continúen el curso que viene), y a pasar frío en clase para que las aulas se ventilaran lo suficiente y a cambiar el chip con un recreo más acotado que nunca, con una actividad extraescolar nula o casi nula pero con la ilusión intacta. Ni los confinamientos por los contagios o los contactos estrechos que se complicaron especialmente a la vuelta de Navidad y que, salvando casos puntuales de cierre como el Colegio Montealto o alguna escuela infantil, han podido con las temidas olas del coronavirus poniendo también a prueba más que nunca a un profesorado vigilante y escrupuloso con las normas anticovid, otra de las claves del éxito y de que las clases hayan podido continuar contra viento y marea.
Por esta razón, los reconocimientos en el día de ayer fueron para los alumnos: desde los más pequeños a los mayores, por aguantar estoicamente y por no perder nunca la sonrisa, con emotivos gestos como el de los padres del CEIP Tartessos, que ayer a la salida del colegio recibieron a sus hijos con globos de colores y entre aplausos como homenaje por su comportamiento ejemplar tras dar una lección desde el primer día. Esa jornada en la que algunas familias -las menos- dejaron a sus niños en casa, o lo llevaron a clase sin ocultar su temor ante la incertidumbre con la que se presentaba un curso del que todos han salido airosos.
Los gestos se sucedieron in situ y en las propias redes sociales, donde colegios como el CEIP San José Obrero no dudó en dar “matrícula de honor” a todos los alumnos que hoy empiezan sus vacaciones “por aguantar el frío de las ventanas abiertas. Por trabajar cinco horas seguidas con mascarillas. Por aceptar que el recreo ya no es un sitio para compartir pero sí para convivir y por hacerlo “sin perder la sonrisa. Por eso nuestro aplauso va por los verdaderos héroes de esta gran locura, los más pequeños”.
Y es que, como bien señalaron desde la AMPA Tarsis, ha llegado un fin de curso “que parecía imposible de recorrer”, y “lleno de miedos, mascarillas y litros de gel hidroalcohólico”, que de nuevo se marcha “sin excursiones, sin fiestas, y lo más importante, sin abrazos ni besos”. Tiempos complicados en los que los más pequeños “han sido los más grandes”. La propia alcaldesa, Mamen Sánchez, agradecía ayer a la comunidad educativa el esfuerzo realizado durante este curso y les anunciaba que el próximo cada centro educativo del municipio podrá solicitar en Educación un día para disfrutar de una jornada lúdica en distintos espacios municipales al aire libre: El Zoo, para Infantil, el Complejo de Chapín, para Primaria y el Circuito para Secundaria