Los castillos inflables de Marina d'Or, las playas frente a la petroquímica del Campo de Gibraltar o las piscinas entre bloques de cemento de Torrevieja son algunos de los lugares que ha recorrido el fotógrafo Txema Salvans para construir su retrato personal de la degradación del litoral mediterráneo.
De las muchas instantáneas que ha tomado en estos lugares durante los últimos quince años, el fotógrafo catalán ha seleccionado 49 para la exposición "Perfect day", que se inaugura el próximo miércoles en la galería Foto Colectania en Barcelona.
Un recorrido por la costa mediterránea española en la que el mar siempre está ahí, pero nunca se muestra, "para amplificar la sensación de extrañeza y desolación", según ha explicado este lunes Salvans.
"El contexto es el protagonista de todas las fotografías, pero siempre hay algún ser humano, porque es esa persona la que da la dimensión trágica", ha añadido. Muchas de estas fotografías pueden verse en su web.
Una pareja besándose sobre la arena, con las chimeneas de una impactante fábrica detrás, o un desolado trabajador esperando clientes sobre un inflable gigantesco son algunos de estos personajes tragicómicos que pueblan las fotografías de Salvans.
"Empecé a trabajar en este proyecto de una manera intuitiva -ha recordado- y poco a poco fui viendo que el tema era el ocio y el Mediterráneo, más concretamente, cómo la gente pasa su tiempo libre porque creo que da mucha información de como es nuestra sociedad".
Acequias infectas en la que se instalan pescadores, plataformas de cemento en la que las familias colocan sus sombrillas o césped artificial con tumbonas alineadas son algunos de estos espacios de ocio.
"La pregunta no es si la especie humana va a sobrevivir, que parece claro que es capaz de sobrevivir a todo, sino en qué condiciones", ha subrayado Salvans.
En su opinión, el ser humano tiene una increíble capacidad de resiliencia, tanto física como emocional, y "es en esa resiliencia donde, paradójicamente, reside su tragedia. Donde otras especies se rinden, nosotros somos capaces de aguantar un poco más".
"¿Es posible encontrar placer en lugares degradados como estos?, se pregunta el periodista y profesor Pepe Baeza en un texto sobre el artista, ¿y por qué no?, contesta él mismo, al fin y al cabo la gratificación es subjetiva y alcanzarla con poco recursos es una sabio ejercicio de supervivencia".
Todas las fotografías de este proyecto, que ahora llega a Foto Colectania pero que hace un año se publicó como fotolibro, están hechas con una cámara analógica de gran formato montada sobre un trípode, que el fotógrafo a menudo coloca encima de su furgoneta para conseguir una perspectiva más acorde con su búsqueda estética.
"La gran paradoja de esta manera de trabajar es que cuanto más compleja es la liturgia que acompaña al acto fotográfico más visible soy, pero mas desapercibido paso", ha asegurado.
"Por ejemplo -ha agregado- en la fotografía de la pareja que se besa en la playa yo ya estaba allí cuando ellos llegaron. Era evidente que yo estaba trabajando y a ellos no les molestaba mi presencia, así que los fotografié sin pedir permiso. Si el fotógrafo pide permiso ya no hace la foto que quiere hacer, sino la que el fotografiado propone".
Con este método de trabajo, el mismo que utilizó para su serie sobre la prostitución, Salvans ha conseguido crear un estilo personal que indaga, desde la cotidianidad, en los sorprendentes comportamientos humanos.