Puede que usted sea como yo, uno o una de los muchos cafeteros que vivimos en La Janda y que disfrutamos de esa bebida en casa, en un descanso del trabajo o en una cafetería con amigos. Está dentro de las tres bebidas más consumidas en el mundo junto con el agua y el té y, como para gustos los colores, a cada uno nos gusta de una manera, lo que supone un auténtico suplicio para la hostelería.

Sabemos que el café tiene muchas propiedades porque ayuda a quemar grasas activando la lipolisis, acompañado de una dieta sana y ejercicio físico, es rico en potasio, magnesio, vitamina B5, B2, B3 y antioxidantes; enlenteciendo el envejecimiento además de aumentar el rendimiento físico y mental por elevar los niveles de adrenalina.

Aunque sea una bebida sin alcohol, aconsejo siempre tomarlo con moderación (no más de 3 tazas al día) porque entre sus perjuicios, si se consume en mayores cantidades, se encuentran la adicción a su consumo, estrés y ansiedad, deshidratación por ser diurético, insomnio y algunas alteraciones gastro-intestinales como reflujo y náuseas.

Aun así, tengo que darle una buena noticia. El café, aunque tenga sus contraindicaciones, también tiene sus efectos cardiológicos positivos. Beber dos o tres tazas de café al día pueden ayudar a alargar la vida, reduciendo la probabilidad de enfermedades cardiovasculares. Así lo sugiere una investigación que se ha llevado a cabo por el Biobanco en Reino Unido con la participación de casi quinientos mil adultos de una franja de edad entre los cuarenta y los sesenta y nueve años. Este grupo fue seleccionado tras comprobar que no padecían enfermedades cardiovasculares como cardiopatía coronaria, ictus isquémico, ni insuficiencia cardíaca congestiva, así como tampoco ningún tipo de arritmia. Igualmente, un grupo de poco más de cien mil personas no bebedoras de café, sirvió de control del estudio. Los resultados fueron sorprendentes porque el café descafeinado, se relacionó con una reducción de la mortalidad por todas las causas del 14%, 27% y 11%, respectivamente, según la enfermedad cardiovascular. Además, el café no descafeinado se asoció a una reducción de las arritmias.

El componente que más conocemos del café es la cafeína, pero en una bebida como el café existen más de cien componentes biológicamente activos y es probable que éstos sean los que producen esos efectos positivos en esa relación estudiada entre el café, las enfermedades cardiovasculares y la supervivencia.

En consecuencia, este estudio recomienda que no debe desaconsejarse el consumo de cantidades modestas de café de todo tipo, sino que además debe disfrutarse como un comportamiento saludable para el corazón.

Así que sigamos disfrutando del aroma y el sabor de un buen café en nuestro lugar preferido, mejor con una buena charla en compañía. n