¿Carambola para el AVE?

Publicado: 27/06/2023
Autor

J. S. Canales

Periodista onubense con más de medio siglo de carrera profesional y una gran dedicación a su tierra, autor de varios libros y reconocido con el Premio de Periodismo Ciudad de Huelva en 2008

Al compás de Huelva

Plasma la historia reciente de Huelva y toma el pulso de la actualidad onubense, además de ser un altavoz de las necesidades de la capital y la provincia

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Yo estoy cada vez más convencido de que el ferrocarril, igual que las carreteras, constituye la gran asignatura pendiente de esta tierra
A más de uno -persona y/o institución u organismo- se le debería poner la cara colorada, igual que de niño nos sucedía ante hechos incriminatorios y/o vergonzantes y con el libro en la mano sobre ‘El ferrocarril en la provincia de Huelva’. Sí, algo así como la gran enciclopedia de este medio de transporte, no solo para viajeros, sino para la gran explosión de la minería onubense algo más o menos de siglo y medio, cuando posiblemente Huelva no era siquiera capital de la provincia y el progreso se centraba en zonas que hoy languidecen a pesar de que sus recursos naturales constituyen el tesoro más preciado que el hombre tiene a su alcance. Si ahora mismo nos desplazamos a la Cuenca Minera podremos contemplar una inmensa, yo diría que colosal chatarrería que con el tiempo no servirá siquiera como pieza de museo, aunque sobre todo en Riotinto esos vestigios estén digna pero escasamente representados en el Museo Minero –repito- de Riotinto…

Yo estoy cada vez más convencido de que el ferrocarril, igual que las carreteras, constituye la gran asignatura pendiente de esta tierra que suele salir a los foros europeos solo para las cosas malas, que nos dirían en el colegio, y solo sacar a primer plano esos recursos naturales envidia de los más cercanos y, como viene sucediendo con Doñana y los frutos rojos, envidia de propios y extraños que tratan de hacerlos desaparecer de los mapas del progreso. La verdad sea dicha, también me recuerda todo esto cuando yo vivía junto a las tapias de la hoy Casa Colón y nos decían que los ingleses eran los malos y que no contentos con ser los dueños de las minas de Riotinto nos daban bofetadas a diestro y siniestro con aquello entonces y hoy que se llama Gibraltar. Sí, algo en lo que entre unos y otros -propios y extraños- van camino de convertir en plaza de soberanía -ojo al dato- y frenar el progreso tomando decisiones en contra al igual que predican y hacen desde enclaves como La Moncloa y, lo que es peor, usurpándonos una discreta gestión de Doñana a partir del momento en que esas tierras almonteñas pasaron a ostentar la categoría de Parque Nacional y Reserva de la Biosfera. Sí, casi ná para concentrar injerencias e intentonas para despojarnos de algo que solo merece respeto y no solo sirva para mantener a quienes han tomado aquello como si formase parte de su particular mapamundi. ¿La historia a la carta? A lo mejor…

El inciso se me ha hecho largo pero no aparta mi intención de situarme ahora en ese futuro de Huelva que todos anhelamos y gracias al Puerto -de Huelva- empieza a codearse con magnates del petróleo y los mercados que solo hablan de nuevas energías poniendo su punto de mira en La Rábida, como hizo Cristóbal Colón demostrando al mundo sus teorías y, cientos de años después también demostrando que en Huelva, gracias al Puerto y a su zona de influencia de Palos de la Frontera, van a ser puestas las primeras piedras de algo que para el transporte de personas se nos sigue ofertando como lamentable utopía e inalcanzable a la vista de los acontecimientos. El Puerto acaba de sorprendernos con su apuesta por la red ferroviaria con la que puede alcanzar inimaginables cotas de progreso. El Puerto -¡viva el Puerto!- acaba de firmar un protocolo de actuación para la puesta en marcha de una autopista ferroviaria -¡caramba con el Puerto!- que conectará Huelva y Madrid -¡por fin!- y Zaragoza en un futuro. A Renfe le toca ahora dar cuerpo a esa esencial mejora del transporte de mercancías y -¿ingenuo de mí?- a lo mejor se acuerdan del también ya mítico AVE que no levanta cabeza, a lo mejor condicionado por Sevilla, y en medio de todo esto tirando de otro cajón para que terminen de una puñetera vez de colocar traviesas en la Huelva-Zafra y premien esa razón de justicia que mirando a la chatarra de Riotinto sirva para rubricar la hegemonía de Huelva en materia ferroviaria.

Las pancartas y el ¡Huelva, Huelva, Huelva! no se deben hacer esperar más. Sí, porque 30 años después nos merecemos hasta una EXPO… La carambola no puede ser más oportuna después de ese milagroso paso al frente de nuestro ya casi entrañable Puerto…

 

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