La pasada semana se hacía público el fallo del IV Certamen de Cuentos por la Igualdad, convocado por el Ayuntamiento de Alcalá la Real, y en el que en esta edición ha resultado vencedora Mª Dolores Morales Ruíz. La autora concurría a dicho certamen con el cuento “MiBot”, y se adjudica un premio de 450 euros y la publicación de la obra.
Morales, nacida en Castillo de Locubin en 1979, comienza su andadura en el mundo literario en el año 2012, al ser la ganadora del concurso de Relatos con Banda Sonora, de la Cadena Ser, en Agosto de 2012. Asimismo, ha quedado finalista en el concurso de microrrelatos gastronómicos “100 palabras para comérselas” y también finalista en la XII edición del concurso de cartas de amor Antonio Villalba.
“Cuando vi el cartel que anunciaba el certamen de relato infantil de Alcalá la Real, mezclé de golpe la sorpresa con cierto temor. Primero, porque sólo llevo un año escribiendo con cierto tesón y dar el paso de presentarme a un certamen así era un reto del que a veces huimos los primerizos. Además, era en Alcalá, donde he pasado tantísimas buenas horas de instituto, conservatorio y amigos. Pero para rematarlo, era un relato infantil sobre la igualdad, con lo que el reto se duplicó. Todo lo que he escrito hasta ahora ha sido relato para adultos. Nunca me había atrevido a escribir algo para niños porque, a pesar de ser profesora, lo soy de adolescentes, y la forma en la que un niño ve el mundo me resulta tan apasionante como lejana. No quería que el cuento pareciese demasiado naïf, buscaba darle un contenido con cierta profundidad que fuera más allá de la trama y tenía que lidiar con un tema como la igualdad sin caer en lo simplón y de modo que lo entendiese un niño de Primaria. Por eso, precisamente, decidí que los protagonistas fueran Martina y Pablo, dos niños de Primaria”.
“El cuento -nos explica Lola- está situado en el futuro, donde la sociedad tiene a su disposición una serie de robots que hacen la vida más cómoda a los humanos. Pero en ese futuro no tiene sentido hablar de igualdad porque está completamente asumida, sí es una sociedad realmente igualitaria. Los protagonistas se enfrentan a una situación extraña para ellos en la que dicha igualdad desaparece e intentan por todos los medios reconducir la historia a lo que para ellos es lo natural: un lugar sin diferencias por razón de sexo”.
“A menudo me pregunto si estas diferencias hoy en día son palpables en el mundo de la literatura. Hace poco trataba este tema con una profesora de escritura que se lo lleva preguntando mucho más tiempo que yo y su respuesta fue tajante: hay literatura de mujeres y de hombres, como también la hay para mujeres y para hombres, pero en la buena literatura nunca apreciarás esas distinciones. Lo que sí es cierto es que la mujer lo tiene mucho más complicado para publicar. A veces el mundo editorial espera de las escritoras una literatura de mujeres y, en muchos casos, para mujeres. Supongo que todavía quedan barreras que tirar para conseguir una sociedad como la que imaginé en el cuento. Por eso veo tan positivo que existan certámenes como éste: los colegios están repletos de Martinas y Pablos que ven la igualdad como algo que hay que defender desde pequeños. Aprendamos de ellos”, concluye.