Alejada de la fama y del trasiego turístico de otras conocidas catedrales andaluzas como las de Sevilla o Córdoba, la de Almería arranca este miércoles los actos de celebración por sus 500 años de historia, en los que se ha mantenido como una iglesia y a la vez una fortaleza única por sus singularidades religiosas y defensivas.
Anchos muros y robustos contrafuertes integran, frente al Mediterráneo, un inusual carácter defensivo a este lugar que sirvió en su día para que la población pudiera defenderse de las incursiones de los piratas berberiscos por el mar o de las sublevaciones desde el interior.
Fue un 4 octubre de 1523 cuando el obispo Fray Diego Fernández de Villalán puso solemnemente la primera piedra de esta catedral, erguida en el tiempo como singular bastión religioso, defensivo, social y cultural en el corazón de una ciudad ocupada y conquistada desde la antigüedad por distintos pueblos.
Justo ciclo siglos después y tras la presentación del cartel anunciador del Año Santo Jubilar que el papa Francisco ha concedido a la Catedral de Almería con motivo de sus 500 años, se celebra este miércoles la ceremonia de apertura de la Puerta Santa, como establece el rito cuando en un templo se concede el Jubileo.
"Celebramos 500 años de una catedral única, por ser una iglesia-fortaleza o una fortaleza con una iglesia dentro. Una catedral de una belleza inusitada al mezclar el Gótico y el Renacimiento, que se hizo para defender Almería ante las ruinas en la que había quedado la defensa de la ciudad con el terremoto de 1522", ha explicado a EFE el deán catedralicio, Juan José Martín Campos.
El emplazamiento de Almería a orillas del mar convertía a la ciudad en blanco fácil de piratas berberiscos y argelinos durante el siglo XVI, de modo que el temor a sus ataques hizo que las autoridades eclesiásticas idearan la nueva catedral como un templo protegido por un recinto fortalecido y amurallado.
La catedral incluso estaba dotada de pozos para garantizar su abastecimiento hídrico frente a los asedios y contaba con algunos túneles, ya derrumbados y que no se pueden transitar, que comunicaban la fortaleza con salida hacia la ciudad.
El deán ha detallado que el obispo Fernández de Villalán pensó así en una gran fortaleza para "defender a la gente de esta tierra" y fortalecer la fe de Almería, que estaba empezando a "abrirse a un nuevo futuro" del que la catedral era su signo.
El simbólico "Sol de Portocarrero"
Precisamente, entre los símbolos del templo y también del resto de la ciudad, se encuentra el bajorrelieve conocido como "Sol de Portocarrero", con rostro antropomorfo y bordonado de cintas, que se sitúa en el paño exterior del testero de la Capilla del Santo Cristo, que da cobijo al sepulcro del Obispo Villalán.
"La Catedral de Almería por fuera parece como un castillo y no es llamativa, pero cuando se accede a ella sorprende ver a una gran y bellísima doncella, que está ataviada con una coraza. Al final, crees que vas a ver un soldado y resulta que hay una dama dentro", ha comparado el deán.
Desde este 4 de octubre, cuando se abra la Puerta Santa y empiece el Año Jubilar, arranca un variado y amplio programa de actividades, que van desde lo religioso a lo cultural, con una serie de ciclos de conferencias de carácter histórico y también en diálogo con distintas realidades sociales o políticas.
Entre los objetivos está dar a conocer lugares especialmente singulares de la catedral para que lugareños y visitantes puedan profundizar histórica y artísticamente en ellos y descubrir un significado que va más allá de lo aparente.