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"El Ejido tendría que ser zona catastrófica" según una agricultora afectada por el granizo

Hasta la granizada de anoche tenía dos invernaderos con unos 26.000 metros cuadrados de tomate

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  • Daños provocados por una fuerte granizada. -

Mercedes González es una de los miles de agricultores que desarrollan su actividad en el municipio almeriense de El Ejido, hasta la granizada de anoche tenía dos invernaderos con unos 26.000 metros cuadrados de tomate y ahora considera que toda la superficie afectada por el granizo debería ser declarada "zona catastrófica".

"En mi caso, el granizo ha afectado a todo lo que es el plástico de los invernaderos. Uno de ellos está sin plástico y el otro lo tiene agujereado entero, y lo pusimos el pasado mes de julio. Una de las bandas no existe, están los alambres partidos... Estaba todo nuevo y ahora está todo hecho un desastre", dice la productora en declaraciones a EFE.



González asegura que ha tenido que mandar a sus trabajadores a recoger el tomate del suelo. "Es un desastre, para mí y para todos mis vecinos. Esto afecta a muchísimas personas", asevera esta productora, quien asegura que nunca antes habían tenido problemas con el granizo en Los Hornillos, zona de El Ejido en la que se encuentra su finca.

"Tengo 46 años y yo jamás he visto eso. Llevaba un mes cogiendo tomates. Con el verano que he pasado, que no creíamos que íbamos a sobrevivir ahí dentro con 60 grados. Y ahora que llevo cogiendo tomates un mes, con bichos (fauna auxiliar contra las plagas), porque no había echado químicos, ahora a coger los tomates para el contenedor", lamenta.

"Tengo los invernaderos asegurados pero nunca había tenido que dar parte. El daño es grandísimo. Yo la estructura la tengo asegurada pero no el cultivo, porque el seguro no cubre los virus, el calor tampoco... Sí cubre el pedrisco, pero, por ejemplo, mi suegro, que tiene 80 años, dice que esto nunca había pasado esto aquí", abunda.

"Era como el fin del mundo. Tardo tres minutos de mi casa al invernadero en llegar y ayer tardé hora y media. Las bolas (de granizo) eran pelotas como naranjas. Y yo cuando vi el invernadero, digo, madre mía, yo no sé cómo aguanta de pie. Es que no lo sé cómo aguanta de pie. Con tanto kilo arriba.", afirma.

"Nosotros todos lo hacemos a pulmón y trabajando día y noche; luego a la hora de vender lo que sufrimos. Y ahora, en un momento, en once minutos... Se nos va todo. Llo único que hacemos da trabajo a los demás (...) Esto tenía que estar en la zona catastrófica porque todo el mundo tiene que echar plástico. El cultivo que hay abajo hay que plantarlo de nuevo. Y eso vale muchos millones. Mis tomates, a lo mejor dentro puedo tener 150.000 euros", concluye. 

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