El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha ratificado la pena de 23 años de cárcel impuesta a Javier Stephan I.M., el hombre de 31 años que, en febrero de 2010, asestó 24 golpes en la cabeza con una piqueta a su esposa para, a continuación, degollarla con una navaja.
El Alto Tribunal desestima el recurso de apelación interpuesto por la defensa del acusado y considera que actuó con ensañamiento tal y como determinó un jurado popular, y refrendo en su fallo la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería.
Señala la sentencia de la Sala de lo Civil y lo Penal, a la que ha tenido acceso Europa Press, que no se puede "poner en tela de juicio" que Javier Stephan eligió el "método más doloroso y especialmente cruel, totalmente innecesario" para causarle la muerte y estima que lo hizo de "modo idóneo para hacerla sufrir".
"Podía haber ocasionado el resultado mortal de otro modo menos doloroso, como por ejemplo utilizando una navaja, como hizo finalmente", remarca el tribunal para el que es "palmario" que, a su ánimo de matar, se unió "el deseo de aumentar innecesariamente su sufrimiento", por lo que confirma la condena por un delito de asesinato con la agravante de parentesco.
El crimen se remonta a la madrugada del 18 de febrero de 2010. Según consta en el fallo, Javier Stephan había tenido conocidimeinto cinco días antes de que la víctima, M.R.E., tenía una relación sentimental con otra persona "paralela al matrimonio".
El día de los hechos, se produjo una discusión entre ambos en el domicilio que compartían junto a sus dos hijos de corta edad en el número 22 de la calle Poeta Gonzalo de Berceo. En un momento de la pelea, Javier Stephan I.M. cogió una piqueta que había escondido de forma previa debajo del colchón de la cama del dormitorio conyugal y le propinó un golpe con ella en la cabeza.
M.R.E. cayó al suelo y, en ese momento y "aprovechando que no podía moverse", él volvió a atacarle con el arma y, con la intención de causarle un "sufrimiento máximo" le hirió en 23 ocasiones en "la parte frontal, trasera y lateral de la cabeza" ya que, subraya, "fue volteando el cuerpo".
Finalmente y, "como aún estaba viva aunque agonizante", cogió una navaja que también había guardado previamente en el cajón de la mesita de noche del dormitorio y le cortó el cuello seccionándole la traquea, la arteria carótida y la vena yugular.
La sentencia, además de imponerle una pena de 23 años de prisión, le condenó al pago de 200.000 euros a los dos hijos que ambos tenían en común, un niño de cinco años y una niña de siete años.