Francisco Barroso Téllez, de 64 años de edad y natural de la vecina localidad de Arcos de la Frontera, fallecía el pasado 11 de diciembre en la Unidad de Cuidados Intensivos del centro sanitario jerezano por complicaciones en su cuadro médico, pues previamente, el 20 de octubre, había ingresado en el Hospital para someterse a un autotrasplante de médula ósea.
Y es que Francisco Barroso tenía diagnosticado un mieloma múltiple, lo que más comúnmente se conoce como un cáncer de huesos extendido por varias extremidades. Tras numerosas sesiones de quimioterapia “los doctores le indicaron que con esta técnica la enfermedad se vería mucho más reducida y la calidad de vida del paciente mejoraría de manera considerable”, según informaban a este medio los familiares del fallecido.
Por tal motivo, Ramón Barroso accedió a someterse al tratamiento tras el consejo médico “del que salió de manera exitosa, con las molestias típicas que pueden presentarse en estos casos pero con un aspecto saludable”, afirmaban las fuentes.
El problema es que este tratamiento lleva aparejado que el paciente deba estar aislado durante un periodo de tiempo para evitar que pueda ser contagiado por algún tipo de virus, ya que las defensas se vienen abajo, y en este punto es donde radican las denuncias de los familiares de Ramón.
Según sus parientes, “pese a que tenía que estar aislado, fue llevado en dos ocasiones a las salas de radiología de Urgencias para someterse a diversas pruebas, y además, entraban desconocidos en su habitación que se acercaban a dejarle estampitas de Santos”.
Por ello, para sus familiares, esta es la principal causa de que, después de haber salido dos veces de la habitación de aislamiento, Ramón comenzara a padecer malestar y fiebre.
Ante esta situación, los médicos decidieron someterle a los análisis de la gripe A, “pensando que podía haberse contagiado, y cual fue nuestra sorpresa que, a los pocos días de hacerse dichas pruebas, y mientras su salud empeoraba, nos dijeron que había dado positivo en los análisis y que tenía que ser trasladado a la UCI”, comentaban.
“Desde ese momento nos dimos cuenta de que había existido una dejadez en las funciones médicas, pues no es lógico que si un paciente tiene que estar aislado se le lleve al Área de Urgencias, donde tantas enfermedades pueden darse, y además por dos veces seguidas”, denunciaban.
Así pues, Ramón Barroso ingresó en la UCI el pasado 6 de diciembre, justo un día antes de que falleciera, en la misma zona hospitalaria y por la misma enfermedad, la joven Silvia Fernández, primera víctima mortal del Hospital jerezano que murió a los 28 años de edad tras haber contraído el virus de la gripe A.
Asimismo, los familiares informaron a este medio de que no entienden cómo Ramón, que padecía una enfermedad crónica, no fue informado por su médico de que tenía que vacunarse de la gripe A. “De haberlo hecho, nada de esto hubiera pasado, y hoy estaríamos, mejor o peor, pero estaríamos celebrando todos juntos las navidades”.
Por todo ello la familia se encuentra estudiando las posibles medidas legales que realizar.
