El conflicto nace por el convenio firmado por la empresa francesa con los sindicatos específicos del sector, que según UGT va a suponer la pérdida de derechos conseguidos “durante años de sacrificio y pérdida”. Entre esos perjuicios se cita la pérdida de garantía salarial, por lo que los trabajadores pueden encontrarse en los próximos años con incrementos inferiores al IPC real.
También se contempla la desregularización de la jornada “más absoluta y regresiva que podíamos imaginar”, llegando a trabajar hasta 60 horas semanales. Finalmente, el convenio rebaja las actuales garantías que los trabajadores tenían en materia de cobertura en situaciones de incapacidad laboral.