Sentir... que es un soplo la vida,/ que veinte años no es nada.
Al romancero habría que entonarle esta canción porque cumple treinta años desde que se celebró el primer concurso, tres décadas y parece que fue ayer.
La recién creada Comisión ciudadana de Fiestas que sustituyó a la antigua Comisión de Fiestas realizó en el Carnaval de 1980 muchas innovaciones: elección del pregonero, la cabalgata del humor, elección de diosa y ninfas, se establecieron los tablaos por las plazas y se instauraron los concursos de romanceros y de tanguillos.
En 1980 es cuando el gremio del cartel toma carta de naturaleza y mayoría de edad con ese concurso que al principio se celebraba en la Plaza de San Antonio después en la del Mentidero, para pasar luego por el colegio La Viña y San Rafael donde una vez hubo que aplazarlo porque era tal el público que quería asistir a la representación que con el salón del centro abarrotado todavía quedaban en la calle más del doble de aficionados que querían asistir.
El concurso se suspendió porque el gremio del cartel se negó a seguir con el certamen. Con posterioridad se trasladó al Falla, donde ha tenido un gran éxito.
En el certamen de 1981 participaron cuatro romanceros al pie del Templete Hindú que por orden de premios fueron: La viuda y compañía, Los expulsados de la selva, Regimiento de mujeres y El ambulatorio del doctor Cabilla.
La novedad de esta edición de 2010 es que por primera vez tenemos dos modalidades los legales los que participaron en el concurso del Gran Teatro y los que se lo montaron por libre o ilegales Entre estos últimos hay que destacar a los Il cabalieri trovatore (Amoscuchá), y Los que aborrecieron la fruta que yo añadiría Pero llamadnos Adán y Eva.
Se ha echado de menos el romancero de Salvador Fernández que escribe El Gómez pero que en esta ocasión ha fichado por el gremio de los cuarteteros y va de italiano.
Los premios han sido dados a ¡Viva La Pepa! en primer lugar, Todo nació en Cádiz en segundo posición y En líneas generales en último lugar. Han destacado por su humor e interpretación. Las modalidades de cuartetos y romanceros son difíciles porque no tienen nada más que su interpretación. Es puro teatro, bueno los del cartel mucho menos ya que solamente tienen sus cuartetas y su recitación y su escenificación donde la tramoya, los efectos especiales y los decorados lo hacen ellos mismos.
Hay que destacar en que los textos son cada vez mejores, más conceptuales. Se nota que los letristas tienen una formación y unas inquietudes diferentes pero no hay que engañarse todavía abunda la sal gruesa, el taco a destiempo como un recurso mal empleado, las alusiones de mal gusto a la alcaldesa, la obscenidad por la obscenidad y gestos que sobran porque el respetable ya ha entendido las segundas intenciones y constituyen una redundancia.