Ha acertado Griñán al escoger a Felipe López si lo que pretende es elevar el perfil y colocar al frente de la Junta al más cualificado.
Jaén ha pasado a ser una prioridad en la agenda del presidente de la Junta y secretario general del PSOE andaluz. Da la impresión de que asistió con interés y en parte con sorpresa al congreso provincial del PSOE, en el que se producía el adiós de Gaspar Zarrías en la primera fila, al menos desde las responsabilidades en Jaén, y a la hora de designar a su nuevo gobierno mantuvo el peso político jienense con María del Mar Moreno y Antonio Ávila como dos consejeros de confianza y en las áreas más vistosas, y a Micaela Navarro en Igualdad. Pasadas unas semanas la era Griñán pasará a la historia como la del terremoto político con decisiones que han sorprendido por su evidente cambio de timón. Lo más llamativo es la llegada de Felipe López a la Delegación del Gobierno de la Junta. Se trata de uno de los políticos mejor valorados, que ha estado siempre en las quinielas para 'subir' y que se sentía cómodo en la responsabilidad que ejercía, donde ha hecho una labor admirable sobre todo en la promoción de los grandes activos de Jaén. Ha acertado Griñán al escogerle si lo que quería era elevar el perfil y colocar al frente de la Junta al más cualificado en un momento de preocupación por las encuestas de intención de voto. Teresa Vega ha sido una mujer inquieta y trabajadora que podrá ser útil en la dirección general que se le asigna. Por lo demás parece razonable pensar que Griñán ha impuesto un modelo que en Jaén consiste en un baile de caras y de imagen que tal vez no ha hecho más que empezar.