Hay noticias que sorprenden y esta es una de ellas. Degustar un buen solomillo o un chuletón de ternera parece ser todo un problema ambiental para el planeta. Hoy en día se cuentan cerca de 1.496 millones de cabezas de ganado vacuno y búfalos en el mundo. Según un estudio de la Fundación Alimentaria y Agrícola de las Naciones Unidas (FAO) de 2006, esta inmensa cabaña tiene una gran importancia económica, social y alimentaria para la humanidad, pero también está considerada una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad a escala planetaria por la modificación de uso de tierras para pastos y piensos en determinados países, así como uno de los grandes emisores de gases responsables del cambio climático, en especial del gas metano (CH4) que producen estos animales durante su digestión, al igual que otros rumiantes como ovejas y corderos.
No es que yo tenga nada en contra de los vegetarianos, pero no por sus hábitos alimenticios gozan de mejor salud que muchos que comemos el resto de alimentos a los que tenemos acceso y no considero que el número de cabezas de ganado existente en el mundo sea un motivo de alerta para el planeta, al menos en comparación con otras fuentes de contaminación mucho más severa con nuestros mares y con la calidad del aire que cada día respiramos.
Si hay que ayudar al planeta, todos deberíamos poner nuestro granito de arena, pero si ahora los estudios se han venido a dar cuenta de estos datos sobre el ganado, dentro de unos años quién sabrá lo que nos recomendarán no comer o no hacer. En otras partes del mundo igual escuchan pero me parece que será difícil pasar a los estómagos españoles al lado verde de la vida.
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