El escritor y poeta Carlos Murciano presentó su nuevo libro Amatorio la pasada semana en Arcos. Murciano quiso, rodeado de familiares y amigos, dar a conocer su último trabajo, que se suma a los más de 100 libros que ha publicado a lo largo de su extensa trayectoria dentro de la literatura. El escritor arcense es uno de los más premiados de las letras españolas, con premios tan importantes en su haber como el Premio Nacional de Poesía, el Premio Francisco de Quevedo, el Premio San Juan de la Cruz o el Premio Internacional Antonio Machado.
—¿Qué supone para usted presentar su nuevo libro en su tierra?
—Bueno es la primera vez en mi larga trayectoria que se presenta un libro mío en Arcos y estoy contento.
—Háblenos de 'Amatorio'.
—Este libro, que recoge 51 sonetos escritos a lo largo de los años, es una recopilación del tema amoroso, como su propio nombre indica. No es un libro que esté hecho de un tirón, he trabajado y pensado mucho en él.
Por otra parte, creo que se ha hecho una edición muy bonita. El prólogo lo ha escrito el Marqués de Tamarón y el editor lo ha tratado con mucho cuidado. En cuanto al contenido serán los lectores los que los juzguen.
—¿Tiene otros proyectos en cartera?
—En octubre o noviembre se publicará el libro que ganó el Premio de Poesía Ángaro, que se llama Algo Tiembla. Trata sobre el tema religioso, sobre el católico que pelea con sus propias dudas. Llevaba mucho tiempo sin presentarme a ningún concurso porque yo ya me había presentado a demasiados pero pensé que este libro podría ser bien acogido en Sevilla por su temática.
—Dos libros que se suman a su extensa obra…
—El hecho de ser un escritor con una obra amplia no quiere decir que uno sea mejor que otro escritor que tenga una obra corta pero tampoco quiere decir que un señor que haya publicado seis libros tenga que ser mejor. Eso es una cuestión temperamental. Por ejemplo, San Juan de la Cruz tiene un puñadito de poemas y Lope de Vega tiene una obra ingente y no podemos decir que San Juan sea mejor o peor que Lope.
—Tiene usted fama de ser un escritor muy premiado...
—Sí, he ganado muchos premios. ¿Por qué? En primer lugar porque me he presentado y, en segundo lugar, porque los he tomado muy en serio y he trabajo mucho las cosas que hacía y presentaba. Nunca he presentado un original que me parecía que no era digno.
Es verdad que tengo premios en poesía, novela corta, cuentos, literatura infantil... Era una manera de dar a conocer mi obra y, porque no decirlo, de ganar dinero. Yo tenía seis hijos y un sueldo en una empresa…Me valía de mi escritura, igual que de mis colaboraciones en prensa, y eso me ha permitido y ayudado a vivir económicamente.
—Arcos es un pueblo muy implicado con la cultura, que ha dado grandes escritores…
—Creo sí. Hubo una serie de revistas como fueron Alcaraván o Liza y otras publicaciones como el periódico que han sido muy importante para que mucha gente, que tenía afición pudiera escribir no sólo poesía, también artículos de opinión, ensayos… Pienso que el periódico ha potenciado mucho la cultura, sobretodo la cultura escrita en Arcos.
—¿El escritor nace o se hace?
—La vocación existe sin duda pero el escritor se hace. Yo tuve la suerte de tener por delante a mi hermano Antonio que escribía desde que tenía nueve años y también a Julio Mariscal. Cuando nosotros creamos la revista Alcaraván ellos dos sabían más que los demás que interveníamos en ella y eso nos ayudó.
Además la revista nos sirvió para publicar lo que escribíamos porque el poeta que empieza siempre tiene la ilusión de publicar, de encontrar un sitio donde poner sus cosas, y nosotros contábamos con Alcaraván. Era una revista modesta de la década de los 60 pero nos sirvió para tomar contacto con todas la publicaciones poéticas españolas del momento, que eran muchas, y con los grupos literarios hispanoamericanos. De hecho mi primer libro se publicó en Caracas.
—¿Se define como un escritor de inspiración o de trabajo?
—La inspiración es la hermana del trabajo diario. Una novela no se escribe por inspiración, eso son codos en una mesa durante meses o años.
La palabra inspiración es muy discutible porque en poesía puede llegar una idea repentina pero esa idea hay que desarrollarla, llevarla a cabo y eso no es inspiración, eso es trabajo y oficio. De hecho la poesía es un artífico, es arte y oficio. En este sentido, a mí me parece que un poeta debe dominar su oficio, es decir, que debe conocer la técnica y saber escribir un soneto aunque luego no escriba sonetos. Como en el caso de un pintor que debe saber dibujar y combinar colores, aunque su obra sea abstracta.
—¿En qué género se encuentra más cómodo?
—Yo he dicho siempre que si a mí me quitaran la narrativa o la poesía sería como un pájaro con un ala solamente, aunque dentro de la amplitud de mi obra tenga menos obras poéticas que en prosa.
Dentro de la narrativa tengo mucha variedad ya que he escrito novela corta, cuentos, ensayos, traducciones, reportajes…
—Con lo rápido que avanzan las nuevas tecnologías en el mundo editorial, ¿cómo ve el futuro del libro en papel?
—En mi opinión el libro en papel tiene futuro. No creo que el libro pueda desaparecer porque es un objeto entrañable. No es lo mismo leer una cosa en una pantalla que tener un libro en la mano o ponerle una señal por donde vas leyendo...En una ciudad como Madrid, por ejemplo, yo veo a muchísimas personas en metro o en autobuses con sus libros. Allí no se les ve utilizando su ordenador o leyendo desde un e-book. Creo que el libro no peligra.