Único e irrepetible. Jerezano que alardea de serlo. Fiel a su tierra, a su gente, a sus costumbres. Amigo de sus amigos. Nostálgico pero sabiendo que manda el presente y que hay que mirar el futuro. Empresario de raza y de tradición, Faustino Rodríguez es premio Ciudad de Jerez 2010.
—De los pajaritos fritos a las alcachofas va toda una vida Faustino...
Esboza una sonrisa mientras mira el café humeante que le espera en una mañana de otoño en la que, sin embargo, las temperaturas nada tienen que ver con la estación. Se deja deslumbrar por los flashes de la cámara de Enrique y saluda “hola guapa” a una señora que acaba de pasar, a su hermano Juan “ estamos en el mismo sitio que ayer”, también a un amigo de siempre, le da las gracias al compañero camarero y se recrea en recuerdos de años pretéritos que no están tan lejanos pero que dejan el sabor agridulce de amigos que ya no están “como Carlos Vergara, Antonio Arias...,aquellos años de la Cruz Blanca donde me pasaba más tiempo que en el bar. Las mayores broncas que recibí de mi padre fueron porque le ayudaba a Pedro, el de la Cruz Blanca, en lugar de a él”. Tiempos de tertulias interminables con Carlos el marisquero, con el coronel Cabrera, con Curro García...
Tiempos del Bar Juanito en el propio edificio del Ayuntamiento. Aquel bar que regentaba su padre, Juanito, pero en el que él estuvo desde muy chico pegado a la barra, aunque “lo que más me gustaba era alternar. Como ahora, que estoy en todos los lados. Me tiro más tiempo en la calle que en mi casa. Hablar con la gente, estar con la gente me ha gustado siempre. Me ha gustado la amistad y, por lo que se ve, también le habré gustado a la gente”.
Esa gente a la que cautiva con su sonrisa sin dobleces, esa misma gente que no sabe que llegar hasta donde ha llegado este jerezano de 64 años “nacido el 21 de diciembre de 1946 en la calle Clavel” y que ejerce de jerezano de bien no ha sido un camino de rosas. Espinas y rosas en la memoria histórica de Faustino Rodríguez. Clavado como una espina está ese día de la Inmaculada del año 81 en que su padre se fue para siempre “y me quedé con mi madre, con siete hermanos y yo casado y con mis tres hijos, Juan, Cristina y Rocío. Había que seguir o había que cambiar. No quedaba otra. Entonces yo alternaba con todo el mundo, casi lo mismo que ahora y había que optar por perder el tiempo o por cambiar”.
Aunque algunos cambios no dependían de él ya que “a los siete meses de morir mi padre me cerraron el bar. Estaba en precario y sabíamos, cuando comenzaron las obras del Ayuntamiento, que aquello se terminaba. Por contrato nos tenían que dar un local y nos dieron uno en Pescadería Vieja. Entonces aquello estaba dejado de la mano de Dios. Parecía un castigo. Si mi padre hubiese levantado la cabeza se hubiese muerto otra vez. Aquella zona estaba caída, era horroroso. Estuve año y medio sin trabajar. Fue un momento grave y además no me fui a gusto . Por esa calle no pasaban ni los que allí vivían. Y ahora es una de las más bonitas de Jerez. Además me echaron un multazo por el tema de los pajaritos. Cerraban bares típicos de Jerez y yo pensé que no podía cerrar porque aquello era lo único que sabía hacer y mal”.
Espinas y rosas. Rosas para un Premio Nacional de Tapas que le dio el primer premio por las alcachofas. “Sí, el premio por las célebres alcachofas y luego fui Rey Mago en el 92 con Pepe Arcas y Antonio del Puerto. Fue una experiencia muy guapa. Estuvo la Expo, donde no tuve con local pero sí trabajé. También los seis meses de Feria aquí en Jerez”.
Y los premios “en todos los que me he presentado he ganado el primero o el segundo” y el prestigio a nivel internacional. Y de aquel Bar Juanito de la Plaza de la Yerba a un Bar Juanito que se agrandó, que tiene a veinticinco trabajadores y que le hace a Faustino estar en la calle desde las 8 de la mañana. Y todo por su apuesta por Jerez y por el amor a su padre ya que “me salieron socios para irme, pero yo no podía dejar a mi padre. Si mi padre no hubiese muerto yo seguiría estando con él. Yo no me veía..., esa muleta que tenía mi padre, que alternaba con todo el mundo. Yo a mi padre no sólo le tenía respeto, era mi ídolo, el número 1. Y quería seguir como él y por eso no me fui. No me veía fuera de Jerez”.
Un Jerez que le ha dado premios y más premios “Jerezanísimo, Premio de Tapa, premios de casetas, de mandos intermedios...” y ahora un Ciudad de Jerez que “me ha pillado de sorpresa. No me lo esperaba. Igual que se lo pudiesen dar a Alta Cazuela próximamente”.
Alta Cazuela Catering es otra de las apuestas empresariales de Faustino “es una fábrica con la maquinaria más moderna y eficaz para comida envasada, sin conservantes y el catering para toda clase de eventos, para colegios, para empresas, para hoteles sin cocina, para todo... Esto ha hecho que, de momento, tengamos a ocho trabajadores más”.
Con él está ya su hija política Maribel “una fenómena” y su hijo le va a seguir con su integración en Alta Cazuela y sigue con la feria “en Sevilla el año próximo volveremos con tres casetas y las dos de Jerez” y con el Rocío “donde soy de lo más antiguos, aunque ya no tengo tiempo. Sólo puedo ir un par de días”y con la lírica de la que dice no saber, pero “soy amigo de Ismael Jordi. Soy aficionado a lo bueno