Palabras, palabras y más palabras. Han sido ellas las claves de la felicidad de Emilio Lledó que decía que si volviera a vivir su vida lo haría del mismo modo que lo ha hecho todos estos años.
Ayer por la tarde tenía lugar la clausura del XII congreso de la Fundación Caballero Bonald en los Museos de La Atalaya. Una clausura que corrió a cargo del académico Emilio Lledó, acompañado de unos de sus alumnos y el ahora escritor y periodista, Juan Cruz.
En el diálogo, aunque más bien fue una entrevista en la que el discípulo preguntaba al maestro, aparecieron diversas cuestiones relativas a la enseñanza, la literatura, las palabras - tan amadas por Lledó - y la vida. Reflexiones que llevarían al profesor de filosofía ya jubilado a recordar su vida y aquellos momentos en los que las palabras y su amor por ellas le irían descubriendo poco a poco el mundo.
Juan Cruz comenzaba comentando que “tras las preguntas más simples, se encuentran las metáforas más complejas”. Así, continuaba cuestionando a su profesor cómo se encontraba, a lo que Lledó respondía que se sentía “feliz”.
De esta forma, iniciaba Lledó un paseo a través de sus recuerdos y del joven que llegó un día a Alemania, sin mucha idea del idioma, pero huyendo de la situación social y política que asolaba a la España profunda de aquellos años. “Esa felicidad que hoy siento es porque me siento como el mismo que era entonces y reconocerme en aquel joven me hace feliz”.
En relación a la educación,que ha sido base fundamental del congreso durante todas sus jornadas, Lledó confesó sentirse un poco extraño, puesto que ni ‘enseñaba’ ni se había dedicado a la ‘literatura’, por lo que se identificó con el ‘la’ del lema. En relación a su aprendizaje particular, Lledó recordó a Don Francisco, aquel maestro que había tenido de pequeño y el que les abrió las vías del aprendizaje, no imponiendo, sino dando libertad y creatividad a los alumnos para que fueran capaces de expresarse por sí mismos a través de textos tan complejos como ‘El Quijote’. En este sentido, recordó las palabras de Kant cuando decía que “el hombre no es otra cosa que lo que la educación hace de él”.
Emilio Lledó también dejó entrever su hostilidad a los programas de las instituciones y a las imposiciones que actualmente sienten los jóvenes en las aulas. “Me repatea el asignaturismo de textos vacíos y acartonados. La filosofía, la literatura se tienen que aprender pedazo a pedazo sin esa agresividad de los planes de estudio”.
Ligado a la lectura, Lledó manifestaba la dedicación y el ejercicio placentero que suponía para él. “Los seres humanos a veces tenemos un diálogo monótono con nosotros mismo y para mí la lectura fue la explosión de un diálogo eterno que me otorgaba la oportunidad de hablar con Cervantes o Juan Ramón Jiménez”. Además añadió que “la oralidad, la vida está destniada a diluirse en el tiempo, pero el libro paraliza ese fluir y nos deja la memoria colectiva”.
La clausura, emotiva y divertida, concluyó con diversas cuestiones de los asistentes. Finalizan así tres días de la difícil tarea de ‘enseñar la literatura’.
Premio de Ensayo Caballero Bonald
De entre los 65 ensayos que se presentaron de España y América en el año 2009, fue finalmente el del salmantino, Elías Díaz, el que consiguió el reconocimiento de la Fundación Caballero Bonald.
Según el autor de De la Institución a la Constitución: Política y cultura en la España del Siglo XX, el reconocimiento tiene un motivo especial por venir de la Fundación del poeta jerezano, del que Díaz se deshizo en halagos diciendo que “Caballero Bonald logra que las palabras signifiquen más de lo que pone en el diccionario, para mí escribe como Dios”.
En palabras del profesor de filosofía del derecho, la obra “pretende ser una síntesis o resultado de mi trayectoria en la que se une el pensamiento español contemporáneo”. Este ensayo, además de presentar los acontecimientos principales que marcaron el siglo XX, añade juicios de valor del propio autor que asume la perspectiva de la filosofía.
Un siglo repleto de cultura y política en el que el autor dibuja una “línea quebrada que sube y baja y rota también por la guerra civil y los 40 años de dictadura”. Finalmente, quedó un país representado por “un pueblo humillado que no podía hacer uso de su propia razón”. Asimismo, destacó la cultura de la oposición de la dictadura que asimiló con la cultura de la democratización “que cambió este país”.
Por su parte, José Manuel Caballero Bonald manifestó el orgullo de la Fundación de haber otorgado este galardón a un autor como Elías Díaz.
La alcaldesa de la ciudad, Pilar Sánchez, destacó “la importancia de la producción ensayística en nuestro país, ya que es un genero menos mediático que otros pero fundamental para la labor intelectual de nuestra sociedad, y por ello precisa de un impulso, el que le damos todos los aquí presentes”.
Igualmente resaltó como los escritos de Díaz habían contribuido a la conformación del “pensamiento democrático y el compromiso con la libertad y la justicia”. También recordó sus Cuadernos de Pedagogía de los que aprendió, así como “aquellos artículos que Elías publicaba y que han aportado formación intelectual”.
?Para mí la lectura fue una explosión de un diálogo eterno?, confesó
Agradecido y orgulloso, Elías Díaz recogió el Premio de Ensayo Caballero Bonald
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