Lo cierto es que en el cruce dialéctico entre José Antonio Griñán y Javier Arenas cabía casi todo después de la interpelación del popular, quien, bajo el epígrafe de Andalucía en España, aprovechó para hacer un repaso de su gestión desde su llegada al Gobierno, que ha sido “un tránsito de la ilusión a la frustración”, echándole en cara que no hubiera dimitido tras el fracaso en la fusión de las cajas, el “monstruo” de la administración paralela y el sector público “que huye del derecho administrativo” y que sena consultoras externas las que controlen los proyectos “cuando lo pueden hacer los funcionarios”.
“Necesitan diálogo”, le espetaba Arenas, para advertirle que “no reparta culpas porque el responsable es usted”. Griñán no lo hizo pero le indicó que no lo contrataría para hacer su biografía, aunque Arenas sí que apuntó que el resumen sería “el presidente con menos credibilidad y más debilidad de la autonomía andaluza”.
La alusión le sirvió a Griñán para retrotraerse al pasado y recuperar a Platanito, un torero que siempre estaba “pidiendo una oportunidad usando la suerte del tremendismo”. “Con su política del tremendismo permanente se olvidan del interés general, de los andaluces”, le decía Griñán, para criticar que en momentos “durísimos” como la presión que sufre el euro “se pusieron del lado de los especuladores. Eso nunca lo hará el PSOE”, le espetaba.
Antes, le criticaba las contradicciones entre lo que dice Arenas y lo que dice su partido, sobre todo con respecto al peso de Andalucía y le recordaba que ellos “no exigen ni privilegios ni prebendas, igualdad para todos y seguiremos haciéndolo”, apuntando que mientras el PP decía que la deuda sería “inconmensurable”, ahora están en el grupo de los que “hacemos los deberes y cuatro y media gobernadas por el PP”, tienen que hacer más ajustes.
“Para resolver los problemas sólo piden elecciones anticipadas, cuando sus ejemplos, como Irlanda, han fracasado” y le espetaba que la caja única “empezó a romperse” con un voto del PP y su apoyo a la manifestación que rechazaba un ajuste laboral de 400 empleos “que hoy firmarían”.
Respondió Arenas acusándole de manipulador y de no querer firmar un acuerdo para reformar la Ley de Cajas como a nivel nacional, además de recordarle la traición del pago de la deuda histórica en solares, su ausencia de Bruselas, su apoyo al Estatuto de Cataluña o la crisis de la función pública. “Es la incapacidad para el diálogo y la capacidad de insultar a los funcionarios”, le increpaba, añadiendo que es un ejercicio de “narcisismo impensable” y le recordaba los escándalos de Mercasevilla. Como Griñán lo estaba esperando, le apuntó que han enviado toda la documentación a los juzgados “sin ocultaciones, en contraste con el PP, que disparan primer contra el fiscal y luego contra el juez”.
Más calmada fue la interpelación con Diego Valderas (IU) con respecto a los cumplimientos del Plan de Vivienda, que Griñán aprovechó para adelantar que en pocas semanas firmarán un convenio bilateral con el Gobierno en el que solicitarán que se triplique la promoción de VPO en alquiler, lo que considera que beneficiará a la movilidad laboral y es lo que más demanda la población, tanto por las dificultades de acceso al crédito como por la propia escasez de recursos de los solicitantes.
Valderas había criticado la incapacidad del Gobierno andaluz para cumplir tanto la Ley de Vivienda como el Pacto firmado con las entidades bancarias, apuntando que si no es un “fracaso total” como le negaba Griñán, sí que era “un fracaso más que parcial”. Según el presidente, no se han cumplido las previsiones pero “no está nada mal” que ya se haya invertido la mitad de los 9.550 millones comprometidos.
