Los 81 trabajadores de Sherrytel en Jerez vienen padeciendo un auténtico calvario desde hace ya casi un año, pero la situación ha empeorado sustancialmente en estas últimas semanas y más concretamente desde que finalizó la negociación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que se cerró sin acuerdo y que afecta a 29 empleados, el 36 por ciento de la plantilla.
La empresa está en concurso de acreedores desde el mes de septiembre. El personal sigue trabajando sin saber cuál es su futuro y ha visto cómo las últimas nóminas ni siquiera se han pagado. Pero lo peor es que desde hace ya un par de semanas ni la dirección de la empresa ni la administración concursal ofrecen ningún tipo de respuesta, según denuncia Mayte Garro, responsable provincial del sindicato de Oficina y Despacho de UGT.
Garro entiende que en el proceso de negociación del despido colectivo no se acreditó que la empresa tuviera pérdidas que justificaran una postura de estas características, denunciando incluso la desaparición de dinero de la cuenta de resultados. Ahora se encuentran a la espera de saber si el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Cádiz valida el ERE, que afecta también a otros 14 trabajadores de la compañía en Madrid, alrededor del 38 por ciento de la plantilla de la capital.
Todo ello teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos hablamos de empleados “con contratos precarios y a tiempo parcial” cuyos salarios oscilan “entre los 600 y los 700 euros” y que en muchas ocasiones constituyen “el único ingreso de la unidad familiar”.
Las movilizaciones se iniciaron el pasado verano, justo cuando la empresa empezó a hacer “pagos parciales” de las nóminas. En septiembre se inició el proceso concursal y en marzo se presentó el Expediente de Regulación de Empleo.
Con todo, lo peor está por venir, dado que los sindicatos entienden que cuando los despidos se ejecuten, los trabajadores tendrán que acudir al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) para cobrar sus indemnizaciones, sin saber siquiera si Sherrytel se hará cargo del pago de las nóminas pendientes o si este asunto también se derivará al Fogasa.
CGT ha achacado los males de la sociedad a una “mala gestión empresarial”, a una “nula adaptación a los cambios en el sector del ‘contact center’ y a la falta de previsión” de la directiva.
Como trasfondo de todo el asunto se encuentra también la externalización de gran parte de la producción a países con menos garantías salariales y también con menor coste para la empresa. De hecho, la sociedad tiene una sucursal en Colombia y sus trabajadores están cobrando sus nóminas. Al menos por ahora...