Para asegurar una correcta hidratación, es esencial beber agua todos los días. Aunque la mayoría de los españoles opta por el agua corriente, un significativo porcentaje de la población prefiere no beber agua del grifo, utilizándola solo para cocinar. Una reciente encuesta de OCU sobre los hábitos de consumo de agua en España revela interesantes diferencias entre comunidades autónomas, destacando el caso de Andalucía.
En Andalucía, un 33% de los residentes evita beber agua del grifo por completo. De este porcentaje, un 25% la usa exclusivamente para cocinar, mientras que solo el 67% la consume para beber. En comparación, regiones como Madrid y el País Vasco muestran porcentajes significativamente más altos en el consumo de agua del grifo, con un 93% y un 90%, respectivamente, que la beben directamente. En contraste, solo un 34% de los catalanes y un 30% de los valencianos lo hacen, prefiriendo en su mayoría el agua embotellada.
Mantenerse bien hidratado es crucial, especialmente en condiciones climáticas extremas. La mejor forma de hacerlo es bebiendo agua. Aunque el agua del grifo es generalmente la opción preferida, en zonas donde su calidad es percibida como baja, el agua embotellada se convierte en la alternativa elegida.
La encuesta de OCU revela datos sorprendentes sobre la percepción de la calidad del agua. El 75% de los encuestados considera que el agua de su grifo es buena o muy buena, mientras que el 24% la califica como mala. Este porcentaje es significativamente mayor en Valencia y Cataluña, donde el 47% y el 45% de los encuestados, respectivamente, consideran que tienen agua de mala o muy mala calidad.
En Andalucía, a pesar del alto uso del agua del grifo para cocinar, también se enfrentan desafíos similares en términos de percepción de calidad. Muchas personas encuentran el agua del grifo desagradable por su sabor u olor, aunque sea potable y segura para el consumo.
Un aspecto crucial es el coste del agua. Beber agua del grifo es considerablemente más económico y sostenible que optar por agua embotellada. Según los cálculos de OCU, una familia de cuatro miembros que consuma agua embotellada puede gastar alrededor de 500 euros anuales, mientras que el gasto en agua del grifo sería apenas 5 euros anuales para la misma familia. Este ahorro significativo hace del agua del grifo una opción atractiva para muchos, a pesar de las posibles diferencias en calidad percibida.