Este año el cielo no perdonó a los portuenses y visitantes tuvieron que conformarse con el traslado de la figura de la Humildad y Paciencia de la Iglesia Mayor Prioral de vuelta a la Capilla de la Aurora donde se encontró con la Virgen del desconsuelo. La imagen más triste de la noche la pusieron los jóvenes penitentes que salían llorando de la Iglesia Mayor Prioral con las ilusiones rotas y el trabajo de varios meses desaprovechado.
Con el Nazareno se repitió la historia y los fieles que se acercaron a verlo se tuvieron que conformar con observar la imagen en la Iglesia ya que la lluvia no dió opción a la salida del Santo.