La aportación por parte del Estado de 800.772 euros a la rehabilitación del palacio de Riquelme garantiza la continuidad de unas obras cuya primera fase deberán concluir antes del próximo 11 de abril.
Esa cantidad se corresponde con el 62 por ciento del coste del proyecto de la segunda fase de recuperación de un edificio abandonado desde hace décadas.
El Ayuntamiento de Jerez ha cumplido por tanto el objetivo que se marcó cuando a principios del pasado mes de febrero comenzaron las primeras obras, que no era otro que el de buscar financiación para dar continuidad a esos trabajos, de modo que no quedaran únicamente en la consolidación de la fachada y las dos primeras crujías.
Precisamente entonces ya avanzó la solicitud de la ayuda ahora concedida por el Gobierno de España al amparo del 2% cultural, que es la principal herramienta de que dispone la Administración General del Estado para garantizar la conservación del patrimonio histórico, cultural y artístico.
Ahora bien, ¿en qué consistirá esa segunda fase para la que ya se tiene financiación?
Debe tenerse en cuenta que una vez finalizadas las obras que ahora se están ejecutando el palacio de Riquelme ya contará con un conjunto de espacios útiles para narrar el devenir histórico del edificio y explicar el contenido de las futuras actuaciones.
La puesta en uso de las dos primeras crujías va a permitir recuperar el acceso original al edificio y habilitar cinco salas para los fines anteriormente descritos.
Estas salas podrán albergar zonas de exposición del conocimiento actual del edificio de forma permanente y temporal, alternando un recorrido por distintas temáticas en relación a la historia de la casa palacio y su papel en el entorno.
Completará esta primera intervención la dotación de equipamientos imprescindibles para el uso público, como climatización, aseos o elevadores para hacer accesible la entreplanta baja de la primera crujía.
Según el proyecto inicial, la segunda fase –que es para la que ya se ha obtenido financiación- contemplará una actuación sobre el subsuelo y niveles del resto del inmueble –más allá de esas dos primeras crujías- y tendrá el objetivo de ordenar y poner en valor los restos de la casa, consolidando su ruina a la espera de otras intervenciones e inversiones.
Será por tanto un momento de revisión y estudio del inmueble y de recuperar parte de la historia de los elementos eliminados en 1996.
Consistirá en la recuperación de los niveles de los pavimentos y superficies de la casa mediante el desbrozado, limpieza y tratamiento de la superficie, así como la recuperación del trazado de los muros originales mediante su limpieza y protección.
Esa nueva fase permitirá habilitar recorridos para la visita de los restos, de modo que el uso de la primera crujía se extienda de forma segura al resto del inmueble, pudiendo desarrollarse visitas culturales que se inicien en la zona recuperada, así como celebrar actos culturales que puedan servir de medio de difusión de los valores patrimoniales del inmueble.
Ese es a priori el futuro más o menos 'inmediato' de Riquelme, que al menos tiene una hoja de ruta de cara a su recuperación.