Condenado a siete años de prisión por abusos sexuales continuados a una menor

Publicado: 13/01/2009
Un vecino de Almuñécar de 58 años ha sido condenado por la Audiencia Provincial a siete años de prisión por abusar sexualmente de una menor desde que ésta tenía 11 años.
Un vecino de Almuñécar de 58 años ha sido condenado por la Audiencia Provincial a siete años de prisión por abusar sexualmente de una menor desde que ésta tenía 11 años, con quien mantuvo relaciones sexuales completas y que un día llegó a ser sorprendido por la madre de la víctima huyendo a través del jardín. 


La Sección Primera, según la sentencia a la que ayer tuvo acceso Efe, condena a Andrés L. M. como autor de un delito continuado de abusos sexuales y le prohíbe que se acerque o comunique durante siete años con la menor, a la que deberá indemnizar en 4.000 euros. 


La Audiencia considera probado que en septiembre de 2005, el procesado se dirigió a la chica, que entonces tenía 11 años y a la que conocía por haber trabajado para su padre en una obra, a través de otro menor, haciéndole saber que le gustaba y que era "muy guapa". 


En fechas posteriores, Andrés L. M. comenzó a ir a la casa de la menor cuando sabía que estaba sola y, aunque los primeros días hablaban en la cancela, poco después entró en el inmueble. 


Una vez dentro, precisa la sentencia, la menor se sentaba en las rodillas del acusado, que la acariciaba y la besaba; en las visitas siguientes el hombre se bajó los pantalones, le mostraba sus órganos genitales y la chica también se quitaba la ropa, encuentros que se repetían todos los fines de semana. 


A partir de enero de 2006, comenzaron a desnudarse en la cama y continuaron con los tocamientos y la caricias, hasta que en marzo, intentaron la penetración vaginal, que llegó a ser incluso más adelante bucal y anal. 


En los meses siguientes las visitas de Andrés continuaron todos los fines de semana hasta el verano que, coincidiendo con las vacaciones, se repetían tres o cuatro veces por semana. 


Según la resolución, el 29 de julio de 2006 la madre regresó a su domicilio a una hora no habitual y encontró a su hija menor en la cama, y vio cómo Andrés huía por el jardín mientras se ponía la ropa. 


La Sala señala que el acusado sabía qué edad tenía la menor, toda vez que la conocía desde pequeña y llegó a decirle que tendrían hijos y se irían a vivir lejos, al tiempo que añadía que podía ir a la cárcel si contaba lo que sucedía. 


La menor no vivió estos hechos como traumáticos entiendo que eran parte de una relación sentimental, sin embargo si presentaba sentimientos de confusión debido a la trascendencia social que han tenido los hechos y que ha requerido de asistencia psicológica especializada.

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