El resultado final de 'La serenísima', ¿es el que imaginaste en un primer momento?
—La primera idea que me hice de la comparsa, que tomé del nombre que sugirió el Yuyu en una conversación, tenía un fallo de concepto y me dí cuenta cuando estuve en Venecia este verano. Él además me aconsejó que viajase y pasara unos días allí. Cuando volví cambió todo y creo que el resultado iguala la idea que yo tenía, y no es poco porque por desgracia estos últimos años se había quedado por debajo. Y en que esto haya sido así ha tenido mucho que ver el grupo ¡Un carajo pa la comparsa! (Risas).
¿Cuáles son tus sensaciones este año antes de que actúe tu comparsa en el Falla?, ¿nervios…?
—Nervioso no, super responsabilizado. No me puede nunca la responsabilidad pero me siento así no sólo por el debut sino por el grupo, que este año está a la altura del repertorio. Y también por los aficionados que han hecho un esfuerzo titánico por conseguir las entradas, eso te llena de orgullo y de responsabilidad. Así que la responsabilidad está multiplicada este año.
¿Cuál es el primer recuerdo que guardas del carnaval de tu infancia?
—Mi primer recuerdo relacionado con el Carnaval es el día que mi padre me enseñó Los duros antiguos, tendría yo unos seis años. Recuerdo que fue en el Carranza, me llevó a ver al Cádiz, que jugaba con el Gijón. El partido quedó 1-5, estaba en Segunda División ese año el Cádiz.
¿Recuerdas tu primer disfraz?
—Sí, mi primer disfraz fue uno de pirata, me lo puse en una fiesta del colegio.
¿Cómo vivías el Carnaval entonces?
—En la peña Los de siempre, me encantaba ir a ver los ensayos generales. Lo vivía como espectador hasta que empecé a hacer mi primera comparsa juvenil, que llevaba un tipo… (risas).
¿Desde siempre te ha atraído el concurso?
—Sí, desde siempre. Yo me enamoré del concurso, me enganché desde muy pequeño escuchando las agrupaciones por la radio.
¿Y hay alguna agrupación que te marcara más, de la que solieras cantar sus letras?
—Los golfos, con diferencia. Mis primeros pinitos de letra los hice en plan casero con la música de la comparsa Los golfos.
¿Has tenido influencia de algunos autores a los que seguías?
—Yo creo que he tenido influencia de todos los que he escuchado. De Antonio Martín, Paco Alba, Martínez Ares, Villegas, Bustelo… menos de Julio Pardo, de todos.
Cuéntanos alguna anécdota que sea para tí la mejor que has vivido como componente.
—La risita de espanto que hubo en el Falla cuando el cuplé del pomío de La banda del capitán veneno. Eso en broma, ya en serio, lo mejor ha sido la final de Los yesterday y la final de Araka la Kana.
¿Qué te hace seguir escribiendo?
—Una necesidad interior, muy reforzada con la aprobación de un público que no te puedo decir si es mayoritario o no, pero que para mí es muy importante. Al principio seguía más por lo primero que por lo segundo, ahora es más por lo segundo que por lo primero. Siento un compromiso y un deber superior a mi propio deseo, si no fuera así no creo que siguiera escribiendo. A mí me aburre nadar mucho tiempo en una sola dirección.
Nuestro concurso de repertorios es un escaparate único para decir muchas cosas importantes, que se dicen cantando, ¿crees que la música y la interpretación deberían tener un peso determinado en cuanto a la valoración de los repertorios?
—Tiene mucho, esto es un concurso de repertorios pero el repertorio tiene que entrar por el oído. Si no está bien interpretado el análisis del repertorio se pospone de una forma intencionada.
Va todo en un bloque, entiendo que junto a la música y la letra en un primer momento se le haga una valoración a lo que hace el intérprete.