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Haciendo amigos...

Al concurso del Carnaval de Cádiz de este año, se presenta una agrupación que se llama "El coro del futuro". En principio, su tipo(el disfraz) no es nada especial, un grupo de robots o marcianos de largas cabezas azules nos cantan sus cosas..

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Al concurso del Carnaval de Cádiz de este año, se presenta una agrupación que se llama "El coro del futuro". En principio, su tipo(el disfraz) no es nada especial, un grupo de robots o marcianos de largas cabezas azules nos cantan sus cosas, pero en una de sus coplas, de las serias, nos informa de un pequeño detalle, que acaso pasaría desapercibido, acaso no recordamos, no sabemos, o no damos importancia. Nos dicen que la Libertad de Expresión cumple cien años. Y en el Carnaval de Cádiz, como en todos aquellos foros donde la gente se expresa con libertad, humor, respeto y proporcionalidad, en todos los lugares de denuncia de los abusos del poder, o tan solo de los absurdos y las excentricidades de la sociedad, deben estar enormemente agradecidos. En realidad debemos estar todos muy agradecidos y en Huelva especialmente orgullosos porque en 1809 se publica en Sevilla, la Memoria de la Libertad Política de la Imprenta, leída en la Junta de Instrucción Pública por uno de sus vocales: Don José Isidoro Morales, que, atención al dato, era un matemático y pedagogo onubense que nació en la calle Rico. Ahora la Universidad de Huelva le rinde homenaje poniendo su nombre al nuevo maxiaulario del Campus del Carmen.

     Hasta que vino la claridad de la libertad de imprenta, y la libertad de expresión todo era más oscuro. Gracias a esos panfletos, periódicos, impresos, que burlaban las leyes, la censura, la cárcel y el castigo, o que los sufrieron, gracias a esas personas que veían la luz de la ilustración frente a la ceguera del despotismo de los gobiernos corruptos; gracias a aquéllos, tenemos ahora estos medios de comunicación modernos, los periódicos, las televisiones, los blogs. Gracias al periodismo serio, no seguidista del poder, nos enteramos de las cosas. Gracias a una profesión maravillosa cuando se ejerce con responsabilidad, cuando se respeta el código deontológico, podemos saber, e informarnos y formar opinión. Existen unos límites, que ya entonces en los momentos de nacer acechaban y eran la calumnia, las falsedades, o los abusos contra la moral. A veces no es fácil y estamos siempre aprendiendo. Me disculpo aquí si en una de estas, se ofende a alguien o se molesta, o su sensibilidad se ve herida o si por error o por apasionamiento se traspasan los límites. “Para la religión y la moral pública, la libertad de la imprenta no es un enemigo que las intimide; es una centinela que vela para que no se corrompan…” Escribir y decir lo que se piensa no es pacífico, y así se va poco a poco haciendo amigos…

     Ahora que España no es más que un enorme campo de fútbol, o un enorme programa de cotilleos, viene bien saber que es preciso que nos enteremos lo mejor posible de las cosas, que ejercitemos este derecho que no ha sido gratis a lo largo de la Historia. La Memoria de nuestro paisano dice así: “Ni la ignorancia inculpable de un juez, ni su corrupción o parcialidad, ni las demás causas que hacen dudoso el éxito de todo juicio, perjudicarían al hombre virtuoso tan irreparablemente como ahora lo hacen; si los poderes y autoridades que han dominado la imprenta, no tuviesen a su arbitrio conceder o negar, según les conviene, la apelación a la opinión pública…

       La opinión de los españoles en el día, ni ilustrada, ni dirigida, ni libremente comunicada, nada vé, nada examina, nada pesa, para fixarse en lo que más conviene al bien general”.

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