Las intervenciones son de alta tecnología y muy caras ya que cada una puede salir por unos doce mil euros. A los gastos hospitalarios hay que sumar los que corresponden a los complejos traslados desde sus lugares de origen hasta el centro médico. Los gastos corren por cuenta de una asociación israelí. El esfuerzo consigue salvar anualmente más de cincuenta niños que sufren esta grave cardiopatía. El director del centro hospitalario responde cuando se le pregunta sobre las intervenciones: “¿Hay algo más humano qué escuchar a una madre palestina decir que su hijo ha sido salvado por los cirujanos judíos y árabes?”. A los fundamentalistas no les ha gustado que una institución de este tipo actúe así. Por eso, suelen decir que la noticia es simple propaganda sionista y exclaman ¡cómo van a ser los israelitas altruistas con los palestinos! Imposible.
Los hechos cantan por sí solos. El niño de Gaza, endeble por la enfermedad y por las condiciones de vida en la franja árabe, cruza una peligrosa frontera custodiado por los unos y por los otros, para ser operado en Jerusalén, donde una institución dedicará una inmensa cantidad de recursos, tiempo, dinero, atención y esfuerzo para salvar su débil corazón. Luego el niño emprenderá un inseguro viaje de regreso a casa y de nuevo al infierno de los territorios administrados por Hamas que denuncia las intervenciones como burda propaganda judía.
Durante unas horas, una corriente de esperanza inundó de optimismo a los ciudadanos de Israel, al saber que el centrismo moderado y centrista de Livni, aventajaba a la derecha más dura de Netanhayu. La ilusión se desvaneció al día siguiente al comprobar que el extremismo iba a tener un papel preponderante en el futuro de Sión. Netanhayu quiere vencer a los integristas de Gaza y después negociar. Aunque el radicalismo más extremo se encuentra en los fundamentalistas de Hamas porque éstos no quieren negociar sino arrojar al Estado judío al mar. Para ellos no hay negociación, sólo quieren masacrar todo lo que huela a sionista.
Con Hamas no se puede negociar, solamente conocen el terror contra los judíos. Sus misiles y sus atentados mediante militantes que se inmolan haciendo estallar sus cargas en un supermercado, un autobús o una escuela es el único lenguaje que conocen. Son muy buenos propagandistas porque sus víctimas son las únicas que salen en los informativos. Los niños israelitas no son dignos de protagonizar las noticias de los canales de televisión.
Salvad a los niños palestinos de sus cardiopatías y también de los fundamentalistas de Hamas.
Hasta pronto gadiritanos.