Es uno de los colegios más demandados por los gaditanos. Goza de un prestigio envidiable y se caracteriza por el trato sencillo y accesible. En su día tuvo visión de futuro y supo organizarse de tal manera que es uno de los centros que, en principio, más podría salvarse de los recortes en las líneas aplicados por la Junta de Andalucía.
—Este colegio es uno de los más demandados por los padres en Cádiz capital, ¿a qué cree que es debido?
—El año pasado nos quedamos ahí en el límite, porque todos los padres que quisieron meter a sus hijos pudieron hacerlo. Este año, desgraciadamente, no ha ocurrido lo mismo, y 25 niños se han quedado sin plaza. Nos da mucha pena, pero sólo tenemos 75 plazas. Creo que esa subida en la demanda se ha debido a que para el curso que viene pondremos en marcha el servicio de comedor. Pensaba que en Cádiz no hacía falta este servicio, pero es muy común que los padres y madres trabajen y nos hemos dado cuenta de que sí es necesario. Desde mi punto de vista pienso que también pesa mucho que los niños entran aquí con tres años y tienen la posibilidad de seguir con nosotros hasta que empiezan la Universidad. Es una opción que atrae mucho a los padres. Y por supuesto, el estilo que tenemos, sencillo y accesible.
—A pesar de los intentos de las administraciones de darle más peso a la enseñanza pública, los gaditanos siguen confiando más en los centros católicos, sólo hay que ver cuáles son los más demandados año tras año.
—Yo no sé si es sólo porque quieren que se eduquen a sus hijos en la fe católica. Abogo sobre todo por la calidad de los colegios. Este centro por ejemplo puede presumir de que el 100% de los alumnos aprueban la Selectividad en junio o septiembre. Nos dicen que tenemos un nivel de exigencia alto y los padres son conscientes de eso. Nuestro objetivo es que los niños salgan de aquí con una base buena y sólida.
—¿A día de hoy los padres pueden elegir libremente la educación que quieren para sus hijos?
—No del todo, porque el criterio de zonificación, que es el que actualmente se aplica, pone las cosas muy difíciles. Esa libertad ni la tienen los padres, ni los centros, porque lo lógico sería que aquí tuvieran prioridad los hijos de familias que sigan un ideario cristiano.
—La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía confirmó ayer que el próximo curso 2013-2014 se eliminan 60 unidades de educación concertada, ¿cómo veis esta medida?
—Todavía no nos ha llegado la resolución. En estos días lo sabremos. Sé que a siete colegios de la provincia les han quitado algunas líneas.
—¿Esto qué conlleva?
—Conlleva que habrá más niños que no podrán estudiar donde sus padres quieren y, por supuesto, recorte del profesorado.
—En el caso de que este centro fuera privado, ¿cuál sería la cuota que tendrían que pagar los padres?
—Sería inviable cobrar la plaza a los padres de este centro, porque en su mayoría son familias de clase trabajadora, humiles y muchas de ellas azotadas por la crisis. No hemos hecho ningún estudio al respecto, pero tenemos el dato para Bachillerato, y serían unos 350 euros mensuales por niño.
—¿Qué seguimiento tuvo en este centro la huelga general convocada contra los recortes y la nueva Ley de Educación que promueve el Gobierno central?
—Prácticamente ninguno.
—¿Cómo valora la nueva Ley?
—Hay que trabajarla mucho. La encuentro muy difícil de aplicar como no se clarifique bien. Hay un punto que se refiere a las evaluaciones externas. Pongamos que un niño de Tercero de Primaria realiza esa evaluación externa y no la supera. ¿Qué pasará con ese niño? ¿Es esa evaluación lo que hace que el alumno repita, o es la calificación del centro? Podemos trasladar esta situación al resto de los niveles. ¿Preparamos a los niños para competencias o para conceptos? ¿Qué se va a medir? Está lleno de lagunas y hay que aclararlo.
—Se están produciendo muchos recortes en materia de Educación, ¿qué gastos superfluos podría eliminar la Consejería sin tener que tocar el tronco de la enseñanza?
—Las pruebas de diagnóstico que realiza la Junta de Andalucía cuestan un dineral y no por ello los niños van a estar mejor preparados, tal y como se está demostrando. Por otro lado, pienso que los libros de texto no pueden ser gratuitos para todos, porque pasan de unas manos a otras durante varios años y muchas veces llegan a las manos del usuario siguiente en un estado lamentable, y no necesariamente porque los niños no los cuiden, sino porque se terminan estropeando con el uso diario. En este sentido, creo que sería mejor que los padres que tengan posibles se gasten el dinero de los libros y que sólo se les facilite el material a aquellos que no puedan comprarlos, así podrían renovarlos periódicamente y los niños podrían estudiar con un material digno. Han cortado la dotación de ordenadores de repente, y yo digo ¿cómo puede ser que unos niños hayan tenido la posibilidad de tener un ordenador, y otros no? Hemos hecho un gran esfuerzo para poner pizarras digitales y nos hemos puesto a trabajar con libros digitales y ahora todo esto hay que cortarlo y volver al papel. Haces el esfuerzo para adaptarte a los cambios y luego no sirve para nada. Da la sensación de que estamos arrancando todo el tiempo, pero los proyectos no cuajan y no llegan a nada. Pienso que son inversiones perdidas.
—Está notando los recortes a la hora de sustituir a los profesores que se encuentran de baja?
—Por supuesto que sí. Ahora no los sustituyen hasta que no pasan 10 días lectivos, es decir, dos semanas. Todo ese tiempo el centro tiene que ver cómo lo hace para apañarse con los recursos que tiene. El problema es que los niños pierden esos días, porque los profesores son específicos de sus materias. Intentamos cubrir con un docente que imparta la misma materia en el centro, pero no siempre es posible y lo cierto es que se rompe el ritmo de la clase, y esto en los cursos superiores puede suponer un problema. Se lo hemos comunicado a los padres, que son los que tienen que protestar.
—La mitad de los escolares de la provincia comen gratis. Ustedes pondrán en marcha el servicio de comedor, ¿los padres se están asesorando para que se les subvencione el servicio?
—A la concertada no nos dan ni un duro. Los padres tienen que pagar 95 euros al mes para este servicio y hay casos en los que hace falta la subvención. La Junta de Andalucía sólo subvenciona el servicio en los centros públicos.
—Van quedando menos religiosas y cada vez son mayores, ¿cómo se va a abordar este problema en un futuro para que no se pierda el ideario del centro?
—Ya estamos trabajando en ello, formando a los profesores en el carisma Amor de Dios. Todos los cargos, excepto el de la Dirección de Infantil, Primaria y Secundaria, los llevan seglares. Desde el punto de vista legal tampoco habrá problemas porque la titularidad la sigue manteniendo la Congregación, aunque no hubiese hermanas allí. No obstante, es verdad que en España cada vez hay menos vocaciones, pero en otros países sí que hay. Siempre se podría hacer un trasvase. Nosotras fuimos a esos lugares en su día, igual mañana tienen que venir de allí. Si es obra de Dios tendrá futuro.
—¿El centro está celebrando de alguna manera el Año de la Fe?
—Tuvimos un acto en la Plaza de San Juan de Dios y en la Catedral con los colegios católicos de Cádiz, y a nivel interno también estamos celebrando muchos actividades.
—¿Los niños sienten alguna curiosidad por el papa Francisco?
—Pues la verdad es que sí. Preguntan y ha caído bien entre los niños. Creo que la Iglesia necesitaba este abrir las puertas a la sencillez. Dios nos ha mandado a un San Francisco de Asís. Un hombre volcado en la sencillez, y en decir que no tengamos miedo a salir a la calle y decir que somos cristianos. Ha caído muy bien, tiene mucho carisma y atrapará a mucha gente.
—¿Quiere añadir algo más?
—Que la Junta de Andalucía cumpla con todos los compromisos que tiene. En mayo hemos cobrado el primer trimestre del año, es decir, que nos paga con un trimestre de retraso. Gracias a Dios, a los profesores sí les están pagando todos los meses religiosamente, pero al personal no docente le tenemos que adelantar nosotros el dinero y, evidentemente, muchas veces nos vemos obligados a recurrir a los bancos para poder hacer frente a esos gastos. La verdad es que es una lucha titánica diaria, pero luego vemos las clases y los patios llenos de niños, y te transmiten mucha alegría y energía para tirar para adelante. Con la ayuda de Dios todo es posible. Este colegio es una obra de Dios y eso garantiza su futuro.
