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La españolidad de Endesa

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Son cuadalosos los ríos de tinta que ha provocado el culebrón de Endesa desde que despertó el interés de diversos compradores-depredadores hace ya algunos años. 

Primero fué Gas Natural por deseo expreso del nacionalismo catalán, después de su fallido intento con Iberdrola. Segundo, el gigante energético alemán E.On y finalmente, quien se ha llevado el gato al agua, la italiana Enel. 

Analicemos detenidamente toda esta historia con tintes de telenovela. 



Lo más importante a tener en cuenta es que las injerencias de intereses políticos y partidistas, suelen tener efectos muy negativos en las decisiones empresariales de gran trascendencia como la que nos ocupa.

La primera opción catalana era una propuesta realista y muy interesante porque las actividades de la eléctrica y de la gasista se hubieran complementado a la perfección, creando un auténtico coloso energético, presente en todas las áreas posibles (extracción, producción y distribución) y muy diversificado geográficamente.
Desgraciadamente, el ajustado precio ofertado y el marcado carácter nacionalista de la operación, llevaron al Gobierno de Aznar a torpedearla por activa y por pasiva.

Pasó un tiempo hasta que la eléctrica entró nuevamente en la quinielas, pero esta vez a nivel europeo y fue la alemana E.On la que apostó más fuerte, ofreciendo un verdadero proyecto industrial y estratégico a largo plazo y un precio atractivo por ello.
Lamentablemente Zapatero decidió que su enemistad, personal e ideológica, con la canciller Angela Merkel era más importante que el futuro de la compañía y bajo la excusa de la necesidad de un “campeón nacional”, como así lo definió el propio Presidente, desbarató cualquier oferta más generosa y mejorada que la alemana presentaba.

Los contactos diplomáticos hicieron que el Ejecutivo encontrara un oportunista aliado en el Gobierno italiano, a través de su eléctrica Enel y para poder justificar que una empresa pública del país transalpino se hiciera con una compañía privada española, se recurrió a lo que se conoce en temas de fusiones y absorciones como “caballero blanco”, que viene a ser en realidad como un príncipe azul que aparece como un factor salvador y clave para darle sentido a toda esta historia. Se trata de Acciona, la compañía de la histórica familia Entrecanales, que entró en escena participando en el capital de Endesa con un 25 %, salvando así la “españolidad” de la eléctrica. 

El tiempo fué pasando y en estos días, ese matrimonio de conveniencia, como era de esperar en vista de las constantes batallas internas, ha explotado y Enel se ha hecho con esa parte del capital que le faltaba a golpe de talonario, obteniendo Acciona unas jugosas plusvalías por ello.

A día de hoy, Enel, compañía pública italiana, controla por completo nuestra principal compañía energética.

Son varios los puntos a destacar de este asalto en toda regla:

-Es intolerable que intereses políticos de cualquier ideología, manden sobre decisiones puramente empresariales.

-Resulta difícil explicar a la opinión pública, que una compañía como Endesa que se privatizó hace años buscando una mayor competitividad en el juego del libre mercado, sea ahora dominada por el gobierno italiano.

-Enel es la empresa energética europea con la energía más cara y uno de los peores ejemplos de eficiencia en su gestión empresarial.

-Endesa es la única eléctrica del continente completamente privada gracias al señor Rodrigo Rato (Ministro de Economía en la época del PP), que no contempló en su privatización un artificio que se denomina “acción de oro”. Es decir, la posibilidad que tiene el Gobierno de seguir teniendo una notable influencia sobre la empresa, aunque ya no sea pública. Gracias a él, todo este folletín ha concluido con nuestra emblemática empresa en manos de Berlusconi.

No hace falta decir que el sector energético es un sector clave y estratégico en la economía de cualquier país medianamente serio, por lo que supone un auténtico drama, el hecho de que el campeón nacional de nuestro Presidente, se haya convertido en una simple filial cuyo centro de mando estará en Italia y además al servicio de los intereses del Estado italiano.

Ya sólo nos queda Iberdrola y Unión Fenosa como representantes del honor patrio. La primera ha crecido ejemplar y exporencialmente y ya es una de las energéticas más grandes del mundo, mientras que Unión Fenosa ha optado por unirse a la que abrió todo el culebrón…. la inefable Gas Natural.

Veremos en que queda todo ésto.

 

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