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Viernes 17/05/2024  

El jardín de Bomarzo

Queridos Reyes Mayos

Lista de deseos. Pido pues. Para Susana Díaz, que tras este año lo tiene todo y difícil me es por tanto acertar, pido un espejo nuevo ante el que cada mañana repita eso de “espejito, espejito, dime en Andalucía quién es….”

A escasas horas de cerrar este fatídico año en el que, una vez más, apenas se han cumplido las expectativas que sobre él nos habíamos creado, me acomodo reflexivo, pluma en mano, a escribir la ya tradicional carta a sus divinas realezas en la confianza de que sea convenientemente atendida y ello al margen de lo buenos o malos que hayan sido los aquí citados porque de existir tal barómetro quizás quedarían ustedes sin labor alguna que realizar para la esperada mágica noche y a la cola del INEM, con perdón, solo le faltarían sus reales presencias y camellos para, se me ocurre, acrecentar el trapicheo. ¿Capiche? Sean, pues y en todo caso, indulgentes, tanto con aquellos que han mandado este nuestro mundo al garete gracias al modelo del todo vale como a quienes han tirado a la basura estos últimos años con reformas que al final no han reformado nada de nada. Todo, por tanto, sigue donde más o menos estaba y, lo que es peor, amenaza con continuar ahí por los siglos venideros, ante lo cual solo nos queda repetir, cual año de la marmota, tradiciones como la que aquí graciosamente nos concentra y que para otra cosa no pero al menos distrae este parsimonioso y soso presente. Por tanto, me centro y apunto.

Lista de deseos. Pido pues. Para Susana Díaz, que tras este año lo tiene todo y difícil me es por tanto acertar, pido un espejo nuevo ante el que cada mañana repita eso de “espejito, espejito, dime en Andalucía quién es….” y un cesto repleto de rojas y apetitosas manzanas, a Jiménez Barrios, su consejero de Presidencia, un pack de redondas y aterciopeladas bolas nuevas, de pádel, y un tutorial de youtube sobre cómo ganar partidos en la red. A Mercedes Alaya ibuprofeno en cantidades industriales para aliviarle su constante jaqueca y, a ser posible, luz para que la saque del túnel donde cada día parece más perdida, a Jiménez, Mario, hoy portavoz parlamentario, la temporada completa de House of Cards en blue-ray para que se inspire mejor en la próxima contienda, de haberla, a Zoido, presidente aún del PP-A, una goma gigante blanca de esas que pone Milán para con ella borrarse a sí mismo de pies hacia arriba de una vez y a Sanz, José Luis, la colección completa de los mejores chistes de Eugenio a ver si logramos sacarle unas risas, difícil está, a Sanz, Antonio, una radio nueva para seguir ahondando en el apasionante mundo del radioaficionado, que suena a más antiguo que los balcones de madera, y un fin de semana de relax en un balneario de aguas termales donde recuperarse de los sustos que le dan los suyos, los de allá y los de acá; a Javier Arenas un nombramiento, el que sea, llegue por mail o en sobre, pero ya, a Pepe Loaiza un traje de cuero muy flexible de, a ser posible, piel de canguro para circular ágil sea en moto o por la vida sin que parezca robocop enfadado, a Juan Antonio Liaño, que sin problema continúe defendiendo con arte y estilo esos presupuestos anuales y, para que apunte bien, una Montblanc con la piedrecita roja, para que tenga la parejita, a Irene García que, siendo de Sanlúcar, siga sin saberse que prefiere la carne al pescado, la cerveza o la cola a la manzanilla y que tras esa risa fácil esconde intenciones que no siempre hacen gracia a otros, a Víctor Mora, su sucesor allí, un tono para smartphone en el que se oiga la voz de Sheldon Cooper, el prota de Big Bang, repitiendo constante lo de “zas en toda la boca”, “zas en toda la boca”, “zas…” y vincularlo al número de Ana Mestre, para quien os pido, de poder ser, un bono especial de compras canjeable para todo el año por naranjas de zumo del Makro y, además, un exprimidor último modelo Fagor para que así pueda eliminar todo teta-break de su vida, a Eva Corrales unos tacones rojos nuevos con bolso a juego de Tous y a Lorenzo Sánchez otros, pero verdes, para su mujer no sean mal pensados, y para Rota el reconocimiento de ser la única población de toda Andalucía donde en estos momentos se está haciendo una promoción de viviendas con todas vendidas, ahí es nada, a Moresco, hay Enrique, que no le dejen sin el prometido puesto en la dirección de Ifeca, que ni loco quiere quedarse ya en la alcaldía de El Puerto olfateado como ha presente y futuro financiero y medido como ha posibilidades electorales, suyas, y a Candón, Alfonso, un cursillo acelerado de gestión pública y B12 en bolsas del Carrefour contra la depresión por cambiar la vida plácida y remunerada por otra que lo es menos en todo; a Antonio Jesús Ruiz, que todos los alumbramientos próximos previstos e inminentes salgan con determinación, suavidad y andaluza soltura, para Ernesto Marín, que no se sepa que prefiere el Tío Pepe o, últimamente, la manzanilla de Sanlúcar en rama a los vinos de Chiclana, a López Gil, Nando, unas interesantes canas a lo Sean Connery, una colección de corbatas de colores, que se pare ya eso de que no le nombren nada últimamente y a los demás sí y que Manolo Casal acepte ir por San Fernando y no se empeñe en Cádiz, que por ahí no, para Teófila la colección completa de temporada de faldas de colores de Morgana y un candidato enfrente que la motive que esto de ganar tan fácil la aburre, dice, y lo mismo para María José García Pelayo, además de un carril bici -con doble sentido- que la lleve aunque sea a golpe de pedal y en no demasiado tiempo hasta San Telmo, y para Antonio Saldaña la triología de El Padrino, partes I, II y III, con libros explicativos, fotos ilustrativas, personajes, pósters y biografía completa de actores y director, ejem, para Miriam Alconchel, una vez sin Cristina al cuello y no por un mes sino para siempre, consenso para que la cosa no explote y aunque sea a través de una gestora, algo que pudiera ser inminente, su partido en Jerez logre frenar esa caída libre que no parece tener límite y menos si finalmente ponen de candidata a Sánchez, Mámen, a Pedro Pacheco, el más grande, una pecera llena de fino en rama que le oxigene la sangre para que en el Activa pedalee con fuerza y nervio, para Landaluce una cura pronta a sus males, crecepelo para Jorge Romero y Juan Luis Morales y para todos los amigos lonchas o camino de serlo; para ustedes, queridos Reyes Magos, tres catavinos bodegueros y una botella del mejor palo cortado de mi tierra, para la que os pido un poquito de gracia y, a ser posible, de trabajo. Para mis lectores, e intuyo que al menos dos hay porque yo soy uno y conozco a otro (já), un poco de paciencia para cuando se me va la pinza que, dicho sea de paso, a veces sucede, que uno se esfuerza pero no siempre atina. Disculpas envueltas en celofán púrpura solicito de ustedes para rebotárselas a todos aquellos a los que puede ofender en algún momento durante el transcurrido año porque a veces uno no sabe dónde o cómo terminar la idea y, frenético, erótico, erguido todo entero de sí mismo se mete descontrolado en jardines ajenos y, para mí, último de la lista, solicito lucidez para trasladar con tino cosas que aporten, humildad para no caer en la idiotez tan del oficio de creerse uno que todo lo sabe, que para nada, y, sobre todo, buenos alimentos para compartir con quienes me regalan su amistad –gracias por el teclado del año pasado-. Y para todos, todos, todos, salud.

Cruz de cristales. Por todas las personas citadas, por todas las que no nombré pero que están ahí, agazapadas, y que saben que les deseo solo lo mejor, por todos los que tienen la costumbre, habitual o de vez en cuando, de pasear por este mi floreado jardín para ver qué cuenta este tío, o sea yo, cada semana, por mis sufridos compañeros de viaje, por todos y cada uno sin excepción cruzaré cristales con fino y burbujeante espumoso nacional –me siento, a pesar de todo, más catalán que francés- porque todos, con más o menos defectos, más o menos virtudes o manías o merecimientos o aciertos, son gente que a diario y a su modo persiguen el bien común y eso les hace gente de bien aunque por norma yo, cáustico, les lance dardos. Me embadurno hoy pues, siguiendo el consejo de un agazapado amigo, de espíritu navideño para cerrar el año con papelillos de colores al vuelo y una sonrisa. Feliz 2014 a todos.

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