La OMS ha situado la reducción de las desigualdades de género en salud como una prioridad y ha instado a todos los gobiernos para que se adopten las medidas necesarias para abordar las diferencias y conseguir la equidad en salud entre mujeres y hombres. Las encuestas de salud que tradicionalmente se venían realizando estaban mas centradas en hábitos de vida y en condiciones laborales que reflejaban fundamentalmente aspectos más en relación al sexo masculino, y no se han tenido en cuenta o no se han incluido otros elementos como pueden ser las actividades no remuneradas realizadas por las amas de casa, o la influencia de los roles que han asumido, tales como “mujer trabajadora fuera y dentro de casa”, o “mujer trabajadora solo en casa”, así como el “tipo de ocupación”, las “condiciones del trabajo realizado”, o si tienen “personas dependientes en el hogar”, etcétera, ya que estos factores reflejan más la situación del sexo femenino, y podrían modificar sustancialmente los resultados obtenidos de las encuestas.
Para llevar a cabo una mejor planificación en salud lo primero que hay que hacer es identificar las necesidades de la población, y para garantizar la equidad es importante conocer la situación de la otra mitad de la población que son las mujeres, es por ello que en los últimos años en España y también en Andalucía se ha comenzado a analizar el impacto que producen los distintos roles de las mujeres en su salud y de cómo varia esta en función de la posición socioeconómica.
Las investigaciones que se han realizado y publicado confirman que las mujeres, a pesar de tener una esperanza de vida mas larga que los hombres, tienen un peor estado de salud, y que en las mujeres son sus roles sociales los que tienen una marcada influencia desfavorable sobre su salud, que suelen generarle problemas crónicos de carácter físico y psiquico a lo largo de toda su vida, que probablemente no le llevarán a la muerte prematura, pero sí que la limitarán en su vida diaria e incluso la incapacitarán.
Por otro lado, estos estudios han evidenciado un mejor estado de salud en las mujeres ocupadas fuera del hogar en comparación con las amas de casa, interpretándose que el tener diferentes roles actúan como fuente de bienestar, e incluso hay estudios que corroboran que quedarse en casa no es la mejor opción para las mujeres, ya que éstas presentan peor estado de salud, no obstante surge la preocupación por el posible efecto de la sobrecarga de esfuerzo de las trabajadoras fuera del hogar si además tienen menor posición socioeconómica.
La equidad de género en salud significa la eliminación de las diferencias que se puedan evitar en cuanto a la oportunidad de obtener y mantener la salud, para conseguirlo es necesario trabajar desde una perspectiva de género tanto en el análisis del bienestar como en el abordaje de las enfermedades de las personas, reconociendo que existen diferencias entre ambos sexos, que van mas allá de las diferencias biológicas, y sobre todo tener en cuenta que son los factores socialmente construidos los que mas influyen sobre la calidad de vida de las mujeres, así mismo hay que tener siempre presente que hombres y mujeres tienen necesidades y oportunidades diferentes en cuanto a salud se refiere