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Pasó Fitur, la cita obligada anual que a inicios de año hace subir a Madrid a nuestras instituciones a promocionarnos, a los empresarios a promocionarse y entre todos a  poner en valor los tesoros que nuestra tierra esconde. En definitiva se trata de gritar que Jaén existe. Esto mismo dije públicamente, porque me salió de dentro, el día en que Jaén se quedó a un suspiro de celebrar el ascenso a segunda división contra el Villarreal B previo al partido ante las cámaras de Canal Sur y el micrófono de Andalucía Directo que sujetaba mi amiga María Luisa Fontecha, atacada de los nervios en los exteriores del Nuevo La Victoria. Ni era entonces ni soy ahora el más indicado para valorar un partido del Real Jaén, pero ya que ella me pidió hacerle un quite yo resolví la situación reivindicando tal cosa. La reacción posterior de amigos y conocidos fue sorprendente por positiva comprendiendo que aquello era un pensamiento y un sentir unánime. Un año o dos más tarde,  hice un curso en la Facultad de Periodismo de Sevilla, coincidiendo que clausuraba María del Mar Moreno aquello. Al término, y tras contar y cantar lo necesario que resulta tener una televisión para todos los andaluces, del mismo modo en el turno de preguntas concedido a los alumnos no dudé en preguntarle que siendo ella de Jaén, como un servidor, si podría decirme ¿Por qué somos los jienenses los que menos salimos, con mucha diferencia, en Canal Sur? La carcajada de la sala fue monumental, pero a ella se le cambió el color de la cara. Una alumna torrecampeña que había allí se acercó hasta mí para decirme que lo que había preguntado era una verdad como un castillo. Y precisamente durante esa semana no hubo un solo día que alguien me dijera que siendo andaluz no ha estado nunca en Jaén. O que es la única provincia andaluza que le falta por conocer. Esta situación me ha ocurrido muchas veces y seguro que a ustedes también. Y es triste, porque ya no es sólo ver que siendo como somos la puerta de Andalucía por aquí pasan muchos sin detenerse un segundo sino que de nosotros y de nuestra identidad se conoce más bien poco hasta el punto que cuesta creer que somos andaluces porque no respondemos a la imagen que por ejemplo desde Canal Sur se proyecta. Este mismo año lo he podido comprobar unas pocas veces en viajes puntuales que he tenido que hacer. Basta con compartir un rato de charla con gente de cualquier punto de la península para cerciorarse que de Jaén se sabe poco, de lo positivo menos y de lo escandaloso más, porque de un tiempo a esta parte es más fácil que nuestra provincia salga en la primera parte del programa gente – la de los sucesos- o que se nos conozca en todo el país por un tranvía que no llega a ningún lado que por méritos que apenas tienen cabida en los informativos.  La realidad me ha demostrado con el tiempo que Jaén, a quien nos visita, sorprende e incluso hasta cautiva. Lo malo es que las comunicaciones sean tan pésimas para llegar hasta aquí y sobre todo que el desconocimiento en el exterior impida ver lo mucho y bueno que esta Jaén posee.

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