La nueva muerte política de pedro pacheco

La dirección nacional del Partido Socialista de Andalucía lo ha dejado muy claro: no quieren a Pedro Pacheco en sus filas. La apertura del expediente a su militante por ser uno de los promotores del Foro Antikaria, junto a otros veteranos miembros de lo que se llamó en su día la Vieja Guardia del entonces alcalde de Jerez, es sólo un trámite burocrático para formalizar un deseo que ya quedó en evidencia en el último congreso del PSA, donde no sólo se le dejó fuera de la dirección, cuando en teoría aspiraba a ser de nuevo el secretario general, sino que también se le envío un mensaje muy claro de que el futuro del partido no pasaba ni por él ni, sobre todo, por lo que él representaba. Y sólo ha hecho falta un mínimo pulso a la actual dirección, con ese Foro que no pasó de ser una simple conferencia entre amigos, por el número y la identidad de quienes asistieron al mismo, para que se empiece a formalizar una expulsión que, ene l fondo, sólo representa una nueva muerte política de quien siempre se creyó imprescindible y que el tiempo ha demostrado que sólo es todo lo contrario, prescindible e, incluso, perentoriamente evitable, sobre todo porque desde el nuevo PSA se quieren sentar unas bases de cambio que obligatoriamente pasan por soltar el lastre que representa la figura de Pedro Pacheco.

Y aunque haya quien piense que esta más que previsible expulsión pudiera entrar en el camino político que el propio dirigente andalucista ha querido ir marcando para formalizar su presunto regreso a la política, lo cierto es que en realidad sólo significa que ya no lo quieren ni quienes le encumbraron a los más alto de la política en sus mejores años ni quisieron mantenerlo en ella en los peores. No cabe duda de que Pedro Pacheco es lo que se llama un ‘animal político’, pero hasta a los animales les llega su última hora y ésta parece estar llamando ya a las puertas del ex alcalde. Y para ello sólo es necesario que él mismo lo asuma y que los pocos que aún le rodean se lo recuerden, porque si opta por lo contrario, por pretender presentarse a unas nuevas elecciones (en IPJ echan pestes cada vez que se le relaciona con ellos) volverán a ser los ciudadanos los que le deban recordar en las urnas que sólo es un cadáver político, caduco y solitario.