A mediados de siglo XVI, Jean Nicot, embajador de Francia en Portugal, fue quien hizo llegar a Catalina de Medicis la planta de tabaco y su picadura esnifada para combatir las migrañas que padecía la Reina de Francia. Se acostumbró a consumirlo y el hábito se extendió con rapidez entre los nobles de la corte francesa.
En el siglo XIX y principios del XX, el consumo de tabaco por parte de las mujeres y de los niños se consideraba inaceptable, vulgar, inadecuado e incluso inmoral. Las campañas antitabáquicas las dirigían mujeres y organizaciones femeninas. De esta época destacó la figura de Lucy Page Gaston, fundadora de la asociación Liga a favor de la temperancia, famosa por su lucha contra los fabricantes de tabaco que usaban tarjetas con las caras de los deportistas de prestigio.
Estas actitudes cambian con la emancipación de la mujer y su acceso a la formación académica, así las primeras mujeres que se atrevieron a fumar en público fueron a principio del siglo XIX.
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), muchas mujeres se incorporaron al mundo laboral, lo que trajo consigo un cambio en las costumbres femeninas, por ejemplo comenzaron a llevar pantalones, y las compañías tabaqueras supieron aprovechar la idea de libertad y emancipación de los felices años 20.
El número de mujeres entre los 18 y 25 años de edad que empezaron a fumar se incrementó significativamente a lo largo de los años 20, al mismo tiempo que Chesterfield y Lucky Strike dirigieron campañas publicitarias específicas para mujeres. El informe de la OMS las Mujeres y el Tabaco: de la política a la acción cuenta como en 1926
Chesterfiel mostró en su publicidad a una mujer pidiéndole a un varón fumador lánzame un poco de humo, con lo que consiguió un aumento de las ventas de un 40% durante dos años.
En 1928 Lucky Strike lanzó una campaña con el lema: Encienda un Lucky y olvidará los dulces que engordan. La campaña tuvo tal éxito que las ventas aumentaron más de un 200%. Así comenzaba una línea estratégica de márketing de asociar el tabaco y la delgadez específicamente destinada a la mujer. Sin duda, fue una estrategia ya que uno de los problemas con los que nos encontramos a la hora de deshabituar a la mujer, es el miedo a incrementar su peso.
Más adelante interesaba que la mujer fumara en público, y se utilizaron anuncios publicitarios con estrellas de Hollywood. El significado cultural de una mujer fumando evolucionó desde la imagen inmoral a la imagen de una mujer atractiva, liberada y emancipada. Esta imagen tardaría medio siglo en llegar a España, donde, sin embargo, el consumo de tabaco en las mujeres ha aumentando extraordinariamente en los últimos años. De hecho, en el grupo de edad de 14 a 18 años fuma casi el 40% de las mujeres frente al 29% de los varones.
En la actualidad, uno de los mercados más emergentes para las industrias tabaqueras son los países no occidentales, y éstos no se han visto privados de las mismas estrategias de expansión del mercado hacia la mujer. De hecho, precisamente una de sus estrategias es mostrar una imagen de una mujer occidentalizada ligada al tabaco.