De todas formas, se trata de una información lo suficientemente esclarecedora de lo que se dio en llamar la cultura del pelotazo y de cómo dos personajes, Luis Elías Rodríguez-Viñas y un hijo de Jordi Pujol, se convertían en la cabeza visible de una operación especulativa que no llegó a salir del todo bien para ellos gracias a la denuncia de este periódico.
Lo que está ocurriendo ahora, cuando se conocen otros condicionantes de más calibre que el uso estrictamente hotelero de los apartamentos, no podría entenderse sin los datos publicados que forman parte del estilo de gestión de los últimos veinte años.