El Centro Cultural Casa Grande de Ayamonte abrió de nuevo las puertas de la sala vip para ofrecer una nueva publicación, que en esta ocasión venia de la mano de sus autores, Mar Domínguez y José Ángel Garrido. Un poemario compartido y que se ofrece bajo el título ‘Dame mi alma y déjame en paz’, y que supo detenerse en el corazón de quienes acompañaban a los protagonistas, de una manera cruda pero endulzada con palabras llenas de perdón.
Gema Martín, concejala de cultura del Ayuntamiento ayamontino, abría el acto con palabras de bienvenida y con los brazos abiertos a nuevas actividades llenas de poemas y escritores también nuevos en este aula.
Sencillez en las presentaciones y lectura continuada de poemas por partes de cada uno de los autores. No es normal encontrar un poemario que comparte autoría, que distribuye de manera armoniosa versos de un estilo y otro y sensaciones aparentemente dispares, pero que en el fondo se unen en ese grito silencioso que pide libertad y caminos nuevos que recorrer. En un poemario que puede ser una crónica social o una crónica de la vergüenza.
Mar y José Angel se muestran como almas gemelas en lo íntimo. Lloran versos llenos de una fuerza que hace que quien les escucha, se suba a ese tranvía que busca un barrio nuevo donde comenzar una historia distinta. Han sido capaces de conformar un libro, mejor dicho un poemario, de un cruel realismo capaz de atravesar las puertas de lo cotidiano y llenarse los bolsillos de silencios clamorosos y de gritos mutilados por el amanecer de cada nuevo día. Nos supieron recitar cada uno sus poemas de manera aleatoria, sin orden, sin una previsión que se antojaría encorsetada, por eso llegaron con enorme fluidez a terminales perceptivas de quienes les escuchaban. Arrancaron suspiros controlados, firmas solidarias y admiración desenfrenada.
La presentación de este poemario se convirtió en una sesión de denuncia camuflada, de sentimientos y luchas intimas, en una cascada de tormentos esquivos y derrumbes desconocidos. ‘Tacho la persona del plural’ o ‘no te manches las manos conmigo/que destiño desencanto’ anuncia José Ángel. Mientras, Mar se ilumina al pronunciar ‘Me marcho sin decirte adiós/…/pero esta vez me llevo tres maletas/y una costilla rota’ o cuando más adelante deja libre ese ‘Aquí quiero vivir/hasta que se pudra él/o me pudra yo’. Para terminar los dos al unísono ese ‘Tu y yo’, un poema que van cruzando lentamente Mar y José, como si fuera un paso de peatones alejado de semáforos y a merced de las tormentas ya superadas.
Una presentación cargada de emociones y que hubiera debido tener como final, no ese dueto, ‘Tu y yo’ (Dialogo entre dos polos opuestos), sino la interpretación por parte de Mar, de ese enorme e infinito poema de “Por amor”, una sinfonía que nunca más debería escucharse en ninguna habitación de ningún lugar, ni cierto ni ficticio. Y los aplausos sinceros de aquel momento, son los mismos con los que ahora, decimos adiós a esta crónica de poesía que se vivió en el aula vip de la Casa Grande de Ayamonte.