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20D, el instinto de supervivencia del bipartidismo en Jaén

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Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, el bipartidismo personificado, perdieron un buen puñado de votos y de escaños con respecto a 2011, pero no tantos como para comparecer en los estertores de la noche electoral reconociéndose fracasados en sus legítimos y primordiales objetivos: el uno en garantizarse otros cuatro años como presidente del Gobierno, y el otro salvar los muebles y, por ende, su continuidad al frente del principal grupo de la oposición. La caída socialista de 20 diputados al Congreso unida al casi veinticinco por ciento que representa el PSOE-A de Susana Díaz en el conjunto del grupo parlamentario, invitan a la elucubración recurrente del órdago de la lideresa regional al alicaído secretario general federal.  El panorama que se dibuja tras el 20D, en todo caso, no puede ser más complejo: las fuerzas emergentes irrumpieron haciéndose notar, aunque sin poder para ser determinantes a partir de este momento. Las sumas de PP con C´s, y del PSOE y Podemos son parejas, equilibradas, y a todas luces insuficientes para otorgar estabilidad a la legislatura naciente. La estrategia de fagocitación del PSOE por parte de Podemos triunfó solo a medias como la búsqueda de la españolidad indeclinable de Ciudadanos para pasarle por la derecha al PP envuelto en la bandera de España. Por lo demás, la autonomía de España en la toma de decisiones que le debieran competir en exclusiva también se analizaba, se votaba, ayer, en la jornada electoral. ¿Es ésta una democracia plena, o se nos limita competencialmente a lo que no ha decidido antes ya la troika? ¿Marcará el IBEX 35 la senda de los futuros acuerdos de gobernabilidad?


Medio millón de jienenses con derecho a voto, ayer, este 20D, vital para desvelar si  podíamos soñar aún con despegar, con un futuro distinto, radicalmente esperanzador. Jaén es la única provincia andaluza donde pervive, casi inalterado, el bipartidismo. Un domingo de diciembre, a un tris del invierno, con temperaturas propias de la primavera, aguardando el sorteo de la lotería del Gordo y los fastos de la Navidad mientras Jaén recogía laboriosa su aceituna. Casi ocho puntos menos de participación a las dos de la tarde en la provincia, nueve a las seis, dejaban constancia que la prioridad del día para el común de los mortales jienenses hasta las cinco o cinco y media de la tarde no era ir a votar. Así, consumido el jornal, los aceituneros altivos con olivar propio pasaron de la cola de la cooperativa a la del colegio electoral en un santiamén. Ese sprint final permitió quedarse tan sólo un punto por debajo de la participación de 2011, recuperando el PSOE la primacía con una victoria sin paliativos ante el PP por casi siete puntos de ventaja, mejor participación que el conjunto andaluz (donde se creció tres puntos en relación a las anteriores elecciones generales), y el mayor respaldo porcentual de la Comunidad. ¿Qué más podría pedir Paco Reyes, así las cosas? Podemos alcanzando los 48.362 sufragios y Ciudadanos con 41.298, mostraron en Jaén cuán injusta es la dichosa Ley D’Hondt y cuán precisos eran los vaticinios de los dos grandes al asegurar que sin llegar a 50.000 votos era prácticamente imposible lograr un diputado por esta circunscripción electoral. Una pena, un lamento, en el que coincidieron anoche Andrés Bódalo y Raquel Morales. Podemos junto a IU, e incluso C´s absorbiendo los restos de UPyD y CILUS en el escenario de los 6 diputados por Jaén, habrían logrado dotar de mayor pluralismo el arco parlamentario representativo de Jaén. En resumidas cuentas, las encuestas se cumplieron, lo que explica que estando el pescado demoscópicamente vendido, la campaña en nuestra tierra fuera de perfil bajo, sin que un solo candidato a la presidencia del Gobierno pasara por Jaén durante los quince días de autos.


España principia a partir de hoy una etapa decisiva donde quienes tiendan puentes y propicien el diálogo triunfarán, en tanto aquellos que se encastillen en la hostilidad partidaria serán tildados de ñoños y caducos. En Jaén, en jornada prototípica de recolección, cuando en términos de desarrollo seguimos en el furgón de cola, votar era más  una exigencia ética/cívica, una obligación en toda regla, que un mero derecho ciudadano. Un voto a bríos, un voto a la esperanza de progresar adecuadamente, de veras, de una vez por todas, a pesar de todos los pesares, padecidos y compartidos, por el simple hecho de ser jienenses y conjurarse para no perecer en el intento.

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