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Rafael de Paula: “El artista tiene que llegar al alma, porque el arte es un misterio”

Un paseo por Jerez nos facilita la cercanía de poder dialogar con Rafael de Paula, gloria del toreo, y conocer su opinión sobre distintos aspectos de su vida, su pasión por el toro y la tauromaquia

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  • rafael de paula -

Un paseo por Jerez nos facilita la cercanía, y al natural, de poder dialogar con Rafael de Paula gloria del toreo y conocer su opinión sobre distintos aspectos de su vida, su pasión por el toro y la tauromaquia. .- “Salgo poco -nos dice-, vivo por suerte  cerca de un parque, donde hay arboleda, terreno verde, respiro, paseo, veo amanecer y anochecer, que es muy bonito, leo...  Así transcurre mi vida, teniendo la conciencia tranquila, hasta que Dios lo quiera”.

¿Qué echa de menos?


—Darme una vuelta por el campo, ir algún tentadero, coger la muleta y pegarle diez o doce pases a una vaca. Las rodillas no me ayudan.  Esa es mi máxima ilusión. Soy un hombre que vivo en torero, estoy al tanto de cuanto sucede en el toreo. Con eso me acuesto y con ello me levanto.

Hace unos días ha estado en Madrid y Cuenca donde ha recibido un homenaje. ¿Cómo fue ese encuentro?
—Pues bien, estuve con un grupo de amigos entre ellos el escritor y crítico teatral y taurino Javier Villan. Fue un encuentro entre el flamenco y la poesía. Me atendieron con esplendidez, encontrándome muy feliz.

¿Cómo contempla el mundo del toro en la actualidad?
—El mundo del toro no está por supuesto en su mejor momento, no de incertidumbre. Esto tiene su camino y no tiene final.  El tema político no va acabar con las corridas de toros. Lo que sí, son los elevados precios que existen para  sostener y organizar la celebración de las corridas,  la economía se resiente, digamos claramente, a los líos,  a los robos sin conciencia de los poderosos. El que tiene más , quiere tener más y obtener más. El que tiene menos, cada vez tendrá menos. El panorama  es más incierto.

Las corridas de toros, las denomina como celebración, no como Fiesta Nacional. ¿Por qué?
—Yo he leído al filósofo y escritor Ortega y Gasset, quien define escuetamente como celebración,  a las corridas de toros, nada de Fiesta Nacional, que en realidad corresponde al día de la Hispanidad que es el 12 de Octubre. Feria viene de fiesta, por tanto la corrida de toros es una celebración donde se programa su desarrollo. Así es entendible y más real. 

Las campañas en contra de los espectáculos taurinos es una constante en estos tiempos. ¿Cuál es su opinión?
—Es un tremendo error, la cosa es mucho mas sencilla. La quieren fantasear y radicalizar,  es una tremenda ignorancia. La Península Ibérica que abarca hasta Gibraltar y no Ceuta ni Melilla, es la piel de toro, por excelencia. Si nos fijamos bien,  el mapa es una piel de toro exactamente. El toro bravo nace en la Península Ibérica y es una grandeza. Lo mismo que en otros países nacen otro tipo de animal. Por tanto  es una total ignorancia. Aquellos que en España van en contra de su celebración, están confundidos. A lo largo del año, hay cantidades de pueblos que en sus celebraciones y tradiciones, con siglos de antigüedad,  tienen las corridas de toros como función principal. No creo que consigan destruirlas.

Luego, su desarrollo, absolutamente nada tiene que ver con los toros por la calles.
—Así es. A ver si  son capaces de entender que las plazas construidas son para el desarrollo del espectáculo, acude un público que paga su entrada y  sale un animal criado en la dehesa, en su hábitat, desarrolla su bravura y condiciones, de tipo múltiple y variable. Ese es el toro bravo, que se enfrenta ante un hombre, un lidiador que se  llama torero de profesión y con su maestría y maneras, ofrece una serie de suertes. Tienen sus defensas integras, que puede incluso ocasionar la muerte. Ahí están la cantidad de toreros muertos a lo largo de la historia. El toro con su bravura  demuestra sus condiciones embistiendo una y otra vez,  a esas telas, que  pueden ser capote y muleta. Aquí hay una tremenda verdad y los que quieran decir otra cosa, esa banda de ignorantes, por no decir otra cosa, están equivocados.

¿Está de acuerdo con que las corridas de toros generan puestos de trabajo, benefician a empresas de servicios, apoya la economía de la ciudad, además generan  ingresos a la Hacienda pública, más que el cine que recibe subvenciones?
—Un ejemplo de lo que estamos hablando es Pamplona. Las fiestas de San Fermín y la del toro bravo, durante una semana  son universalmente conocidas. No se cometen barbaridades con los toros. A ver si se atreven con Pamplona o Madrid en San Isidro que da mucho dinero a la Comunidad madrileña. Es un espectáculo único. Viene gente de todo el mundo. Que haya empresas extranjeras que estén financiando y subvencionando a personas que se ponen a vociferar delante de las plazas e incluso se arrojan al ruedo, pues quizás sean verdad. Sin duda es un hecho que en España se debe repudiar e incluso responder con acciones legales, que amparan la Ley. Hace unos días escuchando una entrevista en una cadena de radio, un político del PSOE atendió una llamada de una oyente que le preguntó sobre si le gustaban las corridas. Como hablan los políticos, le respondió que a él nunca lo verían en un tendido de una plaza de toros, aunque no tenía nada en contra. Para mi  concepto, y le recuerdo al político de turno, que  es un espectáculo libre, totalmente democrático, al que se  acude libremente, Cada cual va donde quiere, a una ópera, a un teatro. Yo sería incapaz de decir lo que este buen señor manifestó en claro desprecio a los toros. Las cosas claras o blanco o negro.  No voy porque no me gusta.

Hay quienes se empeñan en distinguir, sobre si el toreo es de derecha o de  izquierda.¿Qué tiene que decir?
—El toreo no conoce de partidos políticos ni de ideologías. Lo que no es admisible sucedió el otro día en la cadena Antena 3, cuando la entrevistadora l  preguntó a Rivera Ordóñez si el toreo es de derecha o de izquierda. Ahí Rivera estuvo mal o no supo contestar. El espectáculo de la corrida no distingue de partidos. Politizar el toreo no es bueno. Estuvieron mal los dos, la periodista por hacer una pregunta improcedente y el torero por no saber contestar  adecuadamente.

Hace poco se han cumplido 55 años de su alternativa en Ronda, de manos de Julio Aparicio.
¿Cómo recuerda ese acontecimiento?

—Para mi fue una tarde inolvidable, permanecerá en mi recuerdo mientras viva. Fue el 9 de septiembre de 1960.  Entonces tenía 20 años.  

Sobre los nuevos toreros que han surgido, por ejemplo esta última temporada. ¿Qué opinión le merecen?
—Los toreros somos según las generaciones.  En la actual no torean bien, son vulgares, se arriman, lo que se entiende por arrimarse, pegan muchísimos pases, pero sin calidad, sin ningún sentido bueno de lo que es el toreo clásico y puro. Casi un 99 % dan muchas espaldinas y muchas reolinas. Eso está verdaderamente muy lejos de lo que entendemos por el toreo clásico. 

¿La suerte de varas, casi inexistente hoy, es muy distinta a la de su época?
—El toro de antes, el de los años 60 y 70, era menor en peso y trapío, se movía mucho más y entonces en plazas de primera se colocaban en  la suerte de varas tres veces como mínimo. Eso se ha perdido en belleza, riqueza, competencia, porque al ir tres veces el toro al caballo, se podían hace tres quites por parte de los toreros, había rivalidad. Eso se ha perdido. Hay un grave error por parte de los  presidentes de corrida de algunas plazas, por ejemplo Madrid. El toro debe ponerse tres veces al caballo, gana el espectáculo, el público que paga por ver una suerte de  varas  tan hermosa como importante. Tambien deben ser consecuente con que el toro que salga malo, manso, huidizo, debe ser picado. Hay que ponerlo todas las veces que haga falta, pero que salga picado, como es debido.

¿La implicación de la intelectualidad, escritores, poetas, escultores, pintores, periodistas, es necesaria en los tiempos que corren?
—Es necesario, siempre ha sido y lo será, Debe seguir existiendo, para que llegue al gran público. Así de sencillo.

Su amigo José Bergamín, escribió un 2 de octubre de 1975 un poema inédito dedicado a su tauromaquia, que dice así:  Rafael de Paula torea / con la izquierda al natural / lo mismo que Manuel Torre / cantaba la soleá. / Y cuando le da la gana / perfila con el capote la seguirílla gitana.
—Es precioso el poema de Bergamín. Me está viendo como yo soy, por dentro y por fuera.

El ser humano expresa su necesidad por algo que no es solo material. ¿Dónde lo puede encontrar?
—Yo creo que en el arte, en el toreo, como en el baile, en el cante flamenco, en la escultura, en la pintura, el artista tiene que llegar al alma. El arte es un misterio.

¿No cree que el toreo está lleno de gestas y romanticismo?
—El romanticismo y la poesía, lo engrandece.  El caso de Manuel Dominguez Desperdicio en El Puerto, que perdió un ojo y se lo arrancó para seguir toreando, eso no lo hay hoy. Sacar una bandera de pirata en la vuelta al ruedo con un niño con parche de la mano, a mi me ofende. Yo no tengo inconveniente en que se lo pongan.  Eso va contra el toreo así claramente. Escriba  usted cuanto le digo. Yo soy libre. ¡Viva la libertad!

¿Porqué cree que José Tomás  no hace temporada?
—El misterio se lo ha dado la misma gente. Tomás ha conseguido saber torear y tener un toreo personalísimo basado en un concepto de clasiscismo y pureza. Además, me gusta porque es un hombre como yo, libre con mayúsculas. Posee un patrimonio familiar, además de lo que ha ganado jugándose la vida toreando. Vamos, el de Galapagar tiene el pajar cubierto y se puede permitir ponerse delante del toro cuando lo echa de menos, porque, en el fondo, le gusta torear. No vive de cara al público. Lo único que nos diferencia es que está rico y yo soy pobre, pero el ARTE soy yo, es algo maravilloso. Le voy a contar una anécdota. Tendría 18 años cuando me presentaron a Julio Luque, químico de profesión, un trotamundos jerezano, y la persona que lo hizo le dijo “Julio fijese en este muchacho, si hubiese sido guardía, tendría arte hasta para dar una guantá”.

Las escuelas taurinas ocupan un espacio dentro de la tauromaquia, ¿ cómo la contempla?
—Creo que en la enseñanza deberían dar rienda suelta a aquellos muchachos que demuestran personalidad propia y dejarlos que caminen por su instinto y sabiduría. El que no valga que le faciliten otra formación que pueda encarar su futuro profesional. Y los enseñen a ser buenos aficionados.

Hablan que España se va transformando, ¿como definiría el actual momento político y económico?
—Pues lo veo en cierta manera con incertidumbre y confuso. El terrorismo nacional e internacional es tremendamente cruel. Pero hay  también otro terrorismo que yo así lo considero, que es la corrupción. Estos individuos que van por la vida sin piedad, son unos crueles, sanguinarios, malditos, que Dios todopoderoso les debería castigar. Viven chupando la sangre de los demás, del débil pobre, sin recursos. En España, un país europeo, hay millones de familias enteras, padres e hijos, que pasan hambre en el siglo XXI. Yo me lo guiso y me lo como. Hay políticos que son cómplice de estos indeseables auténticos y que deberían tener el máximo castigo.

Antes de concluir nuestro encuentro,  Rafael muestra su interés por dos personas queridas, por las que quiere mostrar su cariño y respeto.
—En primer lugar con profundo dolor,  pido perdón a mi hijo Jesús, por el daño que pude haberlo hecho en Ronda, con  ocasión de la presentación de su libro. No estuve bien, esa es la verdad y me arrepiento de todo corazón por mi comportamiento, ajeno a mi forma de ser. La otra  persona es Alvaro Domecq. Hice unas  declaraciones sobre su falta de sensibilidad.  Le pido disculpas. Alvarito es una persona con sensibilidad y sentimiento,  como me ha demostrado. Los dos nos hemos abrazados en circunstancias difíciles. Aunque  lo cortés no quita lo valiente, yo no podía aceptar esa fiesta gitana, esa juerga en el centro de Jerez  que pretendían organizar en  mi beneficio, ni tampoco esa película  mía, con cena incluída, en la discoteca Joy Eslava,  también en mi beneficio. Les agradecí su empeño, pero el festival lo organizaba yo  en Las Ventas como así fue. Joselito que tiene una fundación, se portó bien. Nada más.

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